En mis diarias caminatas me cruzo con una gran variedad de personas. Los que van de prisa, los que toman la vida con calma, los que van con sus audífonos puestos cantando a todo pulmón la música que escuchan. Los que parece que hablan solos pero en realidad van hablando por teléfono.
Hay quienes van con el ceño fruncido, o incluso quienes discuten en la calle por alguna situación. Pero mis favoritos son los que mentalmente llamo "personas sonrisa". Son aquellos que iluminan con su sonrisa, así no te conozcan, y no solo sonríen con los labios. Saben sonreír con la mirada, con un gesto, con el cuerpo, y te regalan un momento de bienestar, de alegría.
Prácticamente te obligan a sonreír de vuelta, y está comprobado que sonreír es muy beneficioso. No son la mayoría, pero son especiales, y logran convertir un día ordinario en extraordinario. Y lo mejor de todo, sonreír es contagioso, y te conviertes en parte de esa cadena de sonrisas.
¿Qué dices? Te animas a ir por ahí sonriendo?
Una sonrisa, sin duda, nos alegra el día... En este país, tan crispado, una sonrisa es un bello regalo.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga