
Conversaba el otro día con Cassiopeia en su blog y le comenté que tenía ensayo del coro y me preguntó cómo era, que tal el ensayo, los otros cantantes, etc. Y me quedé pensando en cómo responderle, y decidí que se lo contaría acá:
Desde hace algo más de cuatro años me aventuré a dar ese gran paso y me inscribí en el coro de la Parroquia. Hasta ese momento siempre me había gustado cantar, pero entiéndase por cantar a hacerlo a solas, o a dúo con uno de mis hijos, la música de la radio y generalmente con las letras algo "confundidas" por decirlo de manera bonita. Añadiremos a esto que suelo ser bastante introvertida y la idea de cantar delante de otras personas casi me paralizaba, pero alentada por mis hijos quienes se apuntaron conmigo me animé. Obviamente de lectura musical estaba casi en cero. Vale la pena admitir ahora que fue la mejor decisión que pude tomar.
Somos un grupo de aproximadamente 25 o 30 personas de lo más variado. Habemos peruanos y extranjeros; hombres y mujeres, jóvenes, maduros y mayores, solteros y casados, profesionales, estudiantes, amas de casa, emprendedores, jubilados, católicos, luteranos, sacerdotes y laicos, ecumenismo presente.
¿Qué tenemos todos en común? Que a todos nos gusta cantar.
Cada martes por la noche nos reunimos una hora y media a ensayar, y es curioso ver como vamos llegando, a veces arrastrando los pies, bostezando, con caras de cansancio o preocupación; traemos a cuestas una larga jornada de actividades , preocupaciones y alegrías, responsabilidades asumidas, decisiones e indecisiones. Como dice nuestra directora, todos llegamos cargando nuestra mochila de la semana en la espalda.
Empezamos el calentamiento, algo de ejercicio, estiramientos, respirar profundamente, sentir el aire que te oxigena, unos masajes en la espalda, hacer la transición entre el antes y el después, dejar todo atrás, pensar en cantar; afinar voces, jugar con las voces y empezar.
A estas alturas los rostros han variado, se han relajado un poco y empieza el ensayo para la próxima presentación. Cantamos primero voces separadas, sopranos (ahí estoy yo), contraltos, tenores, bajos. Nuestra directora con su sonrisa siempre a cuestas y una paciencia increible va puliendo sus diamantes, va consiguiendo el producto esperado. Llega el momento de juntar voces y sale....música! Una vez más se logró la magia.
La alegría y el entusiasmo a estas alturas son inevitables, va mejorando, se oye bien, suena interesante, afinado, disonante; "si va a salir" nos anima la directora y así trabajamos cada semana hasta el día de la presentación en que nos volveremos una sola voz y cantaremos a todo pulmón.
El ensayo llega a su fin, todos volvemos a tierra, cargamos nuevamente la mochila (que inexplicablemente se ha vuelto más liviana), nos despedimos hasta la próxima semana y la vida sigue su rumbo. Durante la semana las melodías del ensayo resonarán una y otra vez en mi cabeza hasta que salgan del corazón.