martes, 23 de septiembre de 2025

Lienzo en blanco...


 De pie en el malecón, frente al mismo mar que me acompaña cada mañana, el mismo mar que ha visto junto a mi pasar la vida en sus diferentes momentos. Me sorprende notar que pese al fuerte viento que corre hoy y a la neblina que pone la nota nostálgica, el mar está apacible, tranquilo, sereno. Asemeja un lienzo en blanco en el que plasmar un cuadro, un lienzo en el que imaginariamente dibujo mis recuerdos y vivencias del ayer.

Al fondo, la línea del horizonte entre el cielo y el mar, apenas se distingue. Parece que se hubiesen fusionado con una paleta de tonos celestes, grises, verdoso. Miro sin ver, o mejor dicho, miro hacia dentro.  Ahí está la playa en la que solía bañarme cada verano, junto al espigón aquel, el mas largo de todos, que en esa época no albergaba un restaurante y nos permitía llegar hasta la punta para contemplar las estrellas de mar, los erizos, las rocas gigantes en que temerariamente nos tendíamos a tomar el sol, y desde donde podíamos admirar la profundidad del mar.

Mezcla de sentimientos y emociones me embargan y llenan mi ser de nostalgia, alegrías, tristezas, ausencias, pasado, presente,  momentos que se entremezclan en mi interior. Son tantos los recuerdos, tantas las etapas en los que este mismo mar ha sido compañía, consuelo, cómplice y testigo. 

Una lágrima furtiva se asoma, la dejo fluir y la invito a mezclarse con el agua salada de mi mar....

Vuelvo a sonreír, retomo mi camino de regreso contenta, renovada, con nuevos bríos  y con ganas de seguir apreciando lo bella que es la vida.

martes, 16 de septiembre de 2025

Generosidad...


Pensaba el otro día en la generosidad. En el mundo tan convulsionado en que vivimos olvidamos a veces cuanta generosidad hay en nuestro entorno o en los pequeños detalles que recibimos a veces sin valorarlos.  Analizando mi vida, recordé varios momentos en que he sido bendecida de alguna forma por la generosidad de otro.  Y ocurre que uno puede ser generoso de distintas maneras, generoso con tu tiempo, generoso con cariño, generoso con un  oído atento, generoso con un hombro en que apoyarse, generoso con un bien material, generoso con una ayuda.

Hoy pienso en la tía Blanquita. Hace 50 años, cuando asistía a la secundaria, hice amistad con una compañera de clase que vivía a pocas cuadras del colegio. Yo vivía cerca también e iba caminando, y su casa me quedaba de camino así que pasaba por ella para llegar juntas.  Invariablemente, cuando tocaba el timbre, su mamá me invitaba a pasar, y me esperaba con una vasito de jugo recién hecho, un pancito caliente o algún detalle que me llenaba de calor de hogar. Todos en esa casa me acogían como a un miembro mas de la familia. Su hermano menor esperaba que los visite para invitarme a jugar con él, su hermano mayor nos contaba sus experiencias en la universidad y  sus papás me hacían bromas y sobre todo me hacían sentir la seguridad de un hogar estable. 

En esa época en mi casa no se vivía un ambiente así, había inestabilidad, conflictos, y para mi llegar a casa de mi amiga era el paraíso.  Terminamos el colegio y nuestros caminos se distanciaron. Hace unos seis años me encontré con una amiga en común quien me contó que mi amiga había fallecido, al igual que su papá, pero su mamá, la tía Blanquita, seguía viva y habitando la misma casa de mis recuerdos. 

La contacté y coordinamos una visita.  Llegué emocionada y fue un encuentro hermoso. Ahí estaba ella bajando la escalera con los brazos abiertos, dándome uno de esos abrazos que te recomponen el alma y haciéndome sentir que el tiempo no había pasado. Estaban también sus hermanos que habían llegado especialmente al saber que la visitaría. Todo fue cariño, recuerdos, anécdotas. No hubieron reproches por el tiempo transcurrido, no hubo resentimientos por mi distanciamiento, solo corazones generosos que me acogieron como si fuese ayer cuando mi yo adolescente buscaba refugio en su casa. 

Ahora nuevamente, es una casa que frecuento, que me llena de buenos recuerdos y de cariño. Este año tía Blanquita ha cumplido 90 años y su lucidez, fortaleza, resiliencia y amor la siguen acompañando. Es un ejemplo para mi, y un recordatorio de que la generosidad existe.

viernes, 5 de septiembre de 2025

Personas sonrisa...


 En mis diarias caminatas me cruzo con una gran variedad de personas. Los que van de prisa, los que toman la vida con calma, los que van con sus audífonos puestos cantando a todo pulmón la música que escuchan.  Los que parece que hablan solos pero en realidad van hablando por teléfono. 

Hay quienes van con el ceño fruncido, o incluso quienes discuten en la calle por alguna situación. Pero mis favoritos son los que mentalmente llamo "personas sonrisa". Son aquellos que iluminan con su sonrisa, así no te conozcan, y no solo sonríen con los labios. Saben sonreír con la mirada, con un gesto, con el cuerpo,  y te regalan un momento de bienestar, de alegría. 

Prácticamente te obligan a sonreír de vuelta, y está comprobado que sonreír es muy beneficioso. No son la mayoría, pero son especiales, y logran convertir un día ordinario en extraordinario. Y lo mejor de todo, sonreír es contagioso, y te conviertes en parte de esa cadena de sonrisas.

¿Qué dices? Te animas a ir por ahí sonriendo?

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