…y no se
detiene.
Vengo a
visitar mi rincón y noto con incredulidad que han pasado ya 4 años desde que escribí
mi último post. Fue en marzo de 2020 y acababa de empezar la cuarentena por la
pandemia del Covid.
Rodeados de
un silencio extraño, viendo por la ventana
las calles vacías y desoladas, y sintiendo en el aire el temor ante lo
desconocido, nuestras cabezas se llenaban de preguntas. Se solucionará? Cuánto
tiempo durará? Qué pasará?
Fue como si
nos pusieran en modo pausa y todo transcurriese más lento. Nuestras vidas
dieron un giro inesperado y nos llenamos de nuevas costumbres y rutinas. Limpieza, desinfección, protección y distancia
fueron parte de nuestro día a día.
También estuvieron presentes el miedo, las pérdidas,el desempleo, el aislamiento, la soledad,el dolor, los cambios, la tristeza, la desolación, la desconfianza, el temor, el vacío, la desesperanza. Todo se veía
muy negro y sin visos de solución.
Pero como
siempre pasa en la vida, los días se fueron sucediendo, y el panorama se fue
aclarando. Atisbos de alegría ante el nacimiento de un nuevo ser, o ante un reencuentro, lágrimas de emoción, sentimientos de amor y amistad, motivos de alegría, largas conversaciones, motivación, reconciliaciones,
unión, retomar las visitas, acercamientos, perdón y nuevamente esperanza.
Aprendimos
a valorar lo que es importante, a apreciar más la vida, a necesitar menos y a
disfrutar más.
Y volvimos
al ruedo, pero algo en nuestro interior cambió y nos marcó la vida.
Sobrevivimos, superamos pérdidas y seguimos adelante con nuevos bríos.
Pero el
2023 empezó para mí con un remezón, una hecatombe. Mi compañero de vida por más
de 40 años partió de este mundo de un modo tan inesperado y abrupto que me fue difícil
de asimilar. Justamente el haber
compartido el tiempo de pandemia nos había acercado y complementado mucho y de
pronto él no estaba más.
Pase todo
el año entre paréntesis, en una especie de nebulosa. He llorado cuanto he
sentido necesario, lo he recordado mucho
y me he reencontrado conmigo misma aprendiendo una vez más a conocerme. Se que este tiempo era necesario y reparador y sigo adelante mi camino dejándome sorprender.
He recordado
también lo sanador que es escribir, y sacarlo todo afuera. En mi cabeza escribo siempre y de todo, pero es muy
distinto plasmarlo en papel. Y eso es lo que me propongo hacer, escribir,
procesar, sanar y una vez mas atreverme a sonreír…
Aunque parezca mentira los blogs son sanadores. Ellos te hacen pensar en otras cosas, te distraen y te obligan a poner tu mente en otras situaciones, lugares, momentos.
ResponderEliminarBesos Rafaela y a seguir con el camino que dejaste hace 4 años
Me da mucho gusto volver a verte por acá. Te extrañé mucho. Aunque me apena mucho que hayas perdido a tu compañero. ¡Lo siento!
ResponderEliminarPor otra parte, el covid cambió radicalmente la vida, pero es algo que nadie dice, ni reconoce en la costumbre de todos "estar bien" tan enfermiza. Lista mí todo cambio, perdí a muchos seres queridos. Pero... Hay que seguir.
Un abrazo muy muy grande!
*en vez de lista debe decir para.
EliminarBesitos.
Muchas gracias por compartir experiencias tan profundas.
ResponderEliminarAsí es querida amiga, Cecilia.
ResponderEliminarHas descrito un tiempo propio, llegada, partida, proceso personal. Y otro general, la pandemia.
Antes, durante y ahora, ¡la vida! Tal vez más consciente. Así suele ser el proceso de la vida. El propio. El desde el principio hasta el final...
Y vuelta a empezar, cuando quiera que sea.
Me he alegrado al verte en mi blog. Y doblemente al lerte aquí. Y sobre todo de esta manera. Tan serena, despierta. Determinada.
Y sí, escribir es un placer. Y bien compartido mucho más.
Tu sonrisa la doy por hecha. Ahora solo falta tu presencia en este pequeño mundo de los blogs vivos.
Hasta cuando quieras amiga.
Gran abrazo Cecilia.
ResponderEliminarHola soñadora, he leído tu entrada y es increible como dos personas que no se conocen hayan vivido un dolor tan igual, tambien yo he perdido a mi compañero de vida en el agosto del 2023, fue todo muy rápido, y al leerte veo que vivimos un drama parecido.
Luego de pasar la pandemia y cuando todo volvía a la normalidad, surgió el golpe inesperado.
Comparto tu mensaje, es muy similar tu dolor al que he vivido.
Quiera Dios nos levantemos, y aunque todo sera diferente, debemos hacernos fuertes y resugir con la escritura y la poesía.
Un fuerte abrazo.
Hola Norma, gracias por tu visita y tus palabras. Si que son sanadores los blogs, hace mucho bien escribir y leer.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Sara, a mi también me alegra estar de regreso! Lamento lo que me cuentas de tus seres queridos, han sido momentos muy duros los que nos tocó vivir. Pero como bien dices, toca seguir adelante y poniéndole ganas.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Jesús, muchas gracias a tí por leerme.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Ernesto, gracias por tu visita y tus palabras de ánimo. Necesitaba este tiempo de introspección para ir recuperándome. Y me siento contenta de volver a bloguear con los amigos. Siento que tengo mucho que compartir.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola querida Mariarosa, leo tu comentario y se me pone la piel de gallina. Veo que hemos vivido momentos dolorosos muy parecidos. En un taller de duelo al que asistí me dijeron que era importante dejarnos sentir y respetar nuestro propio ritmo de recuperación. Que cada duelo es único y particular. Y así lo vengo haciendo, mi esposo murió en enero de 2023, pero aun se siente muy cercano.
ResponderEliminarSe que somos fuertes y que saldremos adelante.
Un abrazo fuerte!
Si atreverte sonreir y seguir adelante. Un abrazo grande
ResponderEliminarHola Hanna, gracias por tu visita y comentario. Toca seguir adelante.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!