jueves, 30 de octubre de 2025

Conversaciones profundas...


 En una de esas conversaciones especiales que solemos tener mi pequeño nieto y yo, hablábamos de quererse a uno mismo. Siempre le digo lo especial que es, que él vale mucho y que lo amamos un montón.

Le conté lo importante que es valorarse uno mismo, aceptarse, tratarse con respeto  y amarse. Son cosas que he aprendido con el pasar de los años, y que ahora se  conoce la importancia de tener una buena  autoestima, lo cual facilita el tránsito por la vida y sus intrincados caminos, nos da confianza y seguridad y la capacidad de resolver las distintas situaciones que se nos presentan.

Me preguntó cuánto me amaba a mi misma y yo abrí mis brazos y le dije que así de grande. 

El abrió a su vez sus bracitos y me dijo: 

-yo me amo más Oma, mira, así de grande. 

Luego se puso pensativo y me susurró : 

-pero cuando estoy enojado no me amo.

Enseguida me miró a los ojos con esa mirada intensa que tiene  y me preguntó:

- cuando yo estoy enojado también me amas? 

Lo miré  y le dije:

-Siempre te amo. Cuando estás enojado te amo y quisiera ayudarte a encontrar calma.  Cuando estás triste te amo y quisiera lograr que sonrías.  Cuando tienes miedo te amo y quisiera ayudarte a superar tus temores y cuando estás contento te amo y comparto tu felicidad .  Todos transitamos estas emociones pero son pasajeras. El truco es aceptarlas , aprender a procesarlas y no quedarnos en ellas. Tu esencia no cambia.

Me miró contento, con esa carita de que ya terminó la conversación y luego me dijo:

Oma, vamos a jugar?

jueves, 16 de octubre de 2025

Cambios inesperados...


Dicen que la vida es continuo cambio y va dando giros, vueltas inesperadas que nos toman por sorpresa. Se cierran algunas puertas y otras se abren,  o ventanas,  o quizás resquicios que permiten el paso de la luz. Pero siempre hay algo, aunque a veces no lo veamos, nos neguemos al cambio, o no queramos intentarlo.

Viene a mi recuerdo un cambio inesperado que se me presentó hace muchos años.  Allá por los 80's, se vivía una gran crisis económica acá en Perú, y no era fácil conseguir empleo.  Yo había estudiado secretariado, y al no obtener un puesto, empecé a dedicarme a la repostería.  Preparaba postres, tortas y afines y los vendía a pequeños comercios o personas allegadas. 

A pocos metros de mi casa abrieron una academia de aviación comercial, y la gerente venía semanalmente a llevarse algunos postres y de paso conversábamos. Ana María se llamaba.  A los pocos meses empezaron a escasear los insumos que requería para la preparación.  Esto llevó a que racionaran la cantidad que se podía comprar y mi negocio se puso en riesgo. Sin ingredientes, no había postres.  

Esa semana, al llegar Ana María a comprar, se dio con la sorpresa que  no había podido preparar nada y consternada me dijo "y ahora qué vas a hacer?". Ni yo sabía lo que vendría. Pero ella muy segura me dijo "te vienes a trabajar conmigo", y me citó en su academia. Fui a verla y me dijo que quería prepararme para que enseñe boletaje aéreo.  Me presentó a su coordinador y le dijo "me la preparas bien que va a trabajar con nosotros".

De más está decir que tenía mucho temor, era para mi un terreno desconocido y yo era bastante tímida, y la idea de parame frente a un salón de clases me paralizaba, pero era una gran oportunidad y algo me decía que debía tomarla. 

Así inició mi preparación intensiva,  hasta que un día no llegó a trabajar una profesora  y el coordinador me dijo "ha llegado el momento, ya estás lista". Y ahí estaba yo, entre asustada y decidida dictando mi primera clase.  

Me fue bastante bien para ser mi primera vez, y con esa clase empezó una nueva etapa en mi vida.  Me quedé tres años trabajando a tiempo completo ahí y quedé por siempre agradecida con Ana María que fue un ángel para mi, y confió en mi mas de lo que yo misma confiaba. 

No solo me dio una oportunidad y un trabajo, me dio también autoestima y la certeza de que si quiero, puedo. 

miércoles, 1 de octubre de 2025

Nuevos retos...


 Me encontraba el lunes en el ensayo semanal del coro en el que participo hace ya varios años y nos entregaron partituras nuevas para ir ampliando y renovando repertorio y con miras al próximo concierto que preparamos.

Todos miramos las notas con curiosidad, es un tema que no conocemos, y empezamos a probar voz por voz. El primer turno es nuestro, el de las sopranos. Con voces tímidas, inseguras, vamos tanteando el terreno, probando, desafinando, intentando que nuestros balbuceos iniciales se conviertan en música y así sucesivamente pasa con contralto, tenor, bajo. Y finalmente, toca armonizar, intentar juntar voces y ver qué va saliendo. 

Entusiasmados escuchamos que no suena tan mal, la directora sonríe y nos anima: "Bien, nos dice, van por buen camino, probemos tres veces mas a ver que pasa". 

Y la canción se va afianzando, ya suena música. Nos propone pararnos en círculo para escucharnos entre todos y poder armonizar con las otras voces, lo hacemos y va sonando mejor. Ya mas seguros sonreímos y bromeamos. Es un grupo de amigos que ama la música y en el que la amistad y el compañerismo están muy presentes. Hemos pasado juntos por momentos difíciles de cada uno y esto nos ha acercado y unido mucho.

Nos retiramos seguros que el próximo lunes sonará mucho mejor.  Hay que "dormir" y afianzar lo aprendido e irá madurando.

Y en el camino de regreso a casa me pongo a pensar que nos pasa igual ante cada camino nuevo que se nos presenta en la vida. Cada cambio imprevisto, cada reto, cada decisión que tomamos. Primero tanteamos de puntitas, inseguros, temerosos, desafinando, dudando del resultado. Y cuando menos lo pensamos y a costa de prueba y error  nos vamos sintiendo mas seguros,  dueños de la situación y convencidos de que todo está bien.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...