Estaba el otro día regando unas plantas del balcón cuando de pronto se acercó un pequeño colibrí volando y se quedó frente a la ventana unos segundos mirándome y batiendo sus alitas para luego continuar vuelo.
A los pocos días estaba de visita donde unos amigos y me llamó la atención una pintura de un colibrí muy colorida en su sala, luego miré distraída por la ventana y ahí estaba uno aleteando afuera.
En las últimas semanas me ha ocurrido ver alguno casi a diario sea en el parque o en mis caminatas. No sé si hay mas colibríes, si estoy mas atenta, o si es coincidencia.
Siempre me han gustado, me admira su colorido, su tamaño tan pequeño, su capacidad de mantenerse en el aire mientras liban el néctar de la flor y la velocidad con que mueven sus alas, haciendo que dicho movimiento sea imperceptible a la vista.
He leído que es protagonista de muchas leyendas y se dice que es portador de alegría, esperanza y buenas nuevas. Y lo cierto es que verlos me saca una sonrisa y fueron fuente de inspiración para mi.
Un delicado colibrí
iba volando por ahí.
Buscaba un jardín de flores,
con variedad de colores,
pleno de ricos olores
y deliciosos sabores.
Por fin divisó a lo lejos
un jardín lleno de espejos.
Batió alas con frenesí
al ver tantos colibríes
de coloridos reflejos...
Toda manifestación de la naturaleza, sobre todo la más "bella", facilita un bienestar y una sonrisa... Llegado el caso! :)))))
ResponderEliminarDe nuevo, abrazo. ¿Y van ya en lo que llevamos de maána?
mañana...
ResponderEliminar