El 1° de noviembre pasado recibí una invitación para asistir a una ceremonia de cacao. Me invitó Ele, la tanatóloga que me acompañó en mi proceso de duelo tras la muerte de mi esposo.
Con ella aprendí que toda pérdida conlleva un duelo, no solo la pérdida física de un ser amado. Fue ella quien me ayudó a aceptar lo que había sucedido y me explicó que cada duelo es único y especial, y que es importante sentirlo y transitarlo. Ella misma me enseñó que es bueno llorar, y lo hice cada vez que lo necesité. Dijo que no hay un plazo determinado para el duelo y que eso depende de cada persona y que debemos aceptarlo y respetarlo.
Ella tuvo la idea de organizar esta ceremonia de cacao para conmemorar 5 años de labor e invitó a aquellos que había acompañado en sus procesos de duelo en los últimos meses. Asistimos 10 personas en total. No nos conocíamos entre nosotros, nuestro nexo era Ele. Todos llegamos con nuestra mochila pesada, llena de tristeza, dolor, desconsuelo, incertidumbre, pesar. Quizás albergábamos la esperanza de que Ele sacará una varita mágica y nos librará de tanta tristeza.
Nos invitaron a sentarnos en cojines alrededor del cacao, y cada quien llevó un retrato o un objeto que le recordara a su ser querido. Así en círculo hicimos una meditación y mientras Florencia nos explicaba la ceremonia fuimos compartiendo el cacao junto con frutos secos. Y el ambiente se fue aligerando, el silencio inicial se fue disipando, y empezamos a compartir nuestros testimonios y nos brindamos contención y comprensión y dejamos de ser extraños para ser parte de una comunidad, una comunidad de dolientes.
Nos enseñaron también un cántico que entonamos en grupo una y otra vez y que creó un ambiente místico. Un cántico sencillo que nos explicaron utilizan en algunas culturas para acompañar el tránsito de las almas a la otra vida. Se aligeraron las penas, se descargaron las mochilas, y al finalizar todos nos despedimos con grandes abrazos y con la tranquilidad de no estar solos en el proceso. Después de ese día, ese canto acompaña muchas de mis caminatas, me llena de paz y esperanza.
Cierto amiga. Una ceremonia especial para unas personas especiales.
ResponderEliminarEn lo que te conozco, y comentas del grupo, así se percibe.
Ese canto "místico" de acompañamiento de almas, y que sigue contigo, un regalo sin duda.
Fuerte abrazo Cecilia.
Siempre esas palabras dulces, equilibradas...
Hola Ernesto, fue muy especial y me infundió fuerzas. Y el canto, como bien dices, un gran regalo.
EliminarAbrazo grande amigo
Un bello pensamiento y una gran ayuda para el día a día. Me ha gustado mucho este texto y la idea. Besos
ResponderEliminarInma, a veces un simple gesto, o un momento traen la fuerza que necesitamos en determinado momento.
EliminarAbrazos
Hermoso lo que nos cuentas, gracias soñadora, seria bueno conocer ese canto que tanto consuelo ta ha dado.
ResponderEliminarUn abrazo y mi cariño.
Gracias Mariarosa, me consoló mucho participar de esa ceremonia.
EliminarUn abrazo con cariño
Saber que no se está solo en las dificultades y pérdidas, ayuda mucho para sobreponerse.
ResponderEliminarDebió ser una sesión muy sanadora para todos.
Abrazo grande, Cecy.
Hola Sara, así lo sentí, sanador y terapéutico.
EliminarAbrazos y besos
Todo lo que ayude, bienvenido sea. No conocía esta ceremonia, me ha gustado lo que has explicado.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Fibo, concuerdo contigo. Toda ayuda cuenta y es bienvenida.
EliminarAbrazo
Parece una ceremonia muy linda. Siempre es bueno tener alguna ayuda para sanarnos. Te mando un beso.
ResponderEliminarHola Citu, si que estuvo linda la ceremonia. Cariños
EliminarMi niña, de duelos (y por desgracia), tengo mi experiencia, y pienso que aunque sí puede ayudar el compartir sentimientos, cada persona tiene que echar mano de esa fuerza interior que llevamos implícita desde que nacemos y afrontar en solitario esa pena que nos lacera el alma y de la que nos parece imposible poder evadirnos.
ResponderEliminarNo hay una receta universal para paliar el sufrimiento que acarrea la pérdida de un ser querido, cada persona es un mundo y a unos nos costará mucho más que a otros, hay personas que no alteran en nada su vida, salen, se relacionan etc, yo, particularmente, no quería ver ni hablar con nadie, el escribir ha sido mi mejor terapia.
El tiempo, mi querida amiga bloguera y compañera de duelo, no hace milagros, pero sí ayuda mucho a suavizar heridas.
Te dejo, hasta mi regreso, un abrazo muy especial.
Kasioles
Gracias Kasioles, por tu testimonio y tu cariño. Al igual que tú, siento que escribir ayuda muchísimo. Es importante respetar el tiempo de cada uno, y confiar que el tiempo ayuda.
EliminarAbrazo grande y buenas vacaciones para ti.