Hace ya varios días que no dejo de pensar en el baúl de
cajitas de mamama….
Mi abuelita, Lolita,
Doloritas o simplemente mamama como la recuerdo yo, tenía un baúl de cuero
antiguo, viejo, reseco, en el que
guardaba cosas, muchas cosas, y en el que obviamente, a mí me encantaba
curiosear. Pues resulta que ella, al
contrario de lo que hacemos la mayoría que solemos tener un cajoncito, o una
cajita donde almacenamos recuerdos, fotos, cartas viejas, flores marchitas, un mechón de cabello y
tantas otras cosas, guardaba en su baúl
todo lo que le regalaban, es decir, cosas nuevas. Ahí se almacenaban manteles, adornos, marcos
de cuadros, prendas de vestir, utensilios, colonias y muchos etcéteras, que ilusamente le
obsequiaban para que use, e incluso le bromeaban "pero que no vaya al baúl de cajitas ah!", y ella se limitaba a mirar pícaramente y sonreír; y luego de unos días podías ver el nuevo regalo guardado ahí, adquiriendo ese característico olor a guardado,
metido en el famoso baúl de cajitas.
Pensaba que muchas veces nosotros funcionamos así como ese
baúl de cajitas de mis recuerdos, cuando nos aferramos a sentimientos,
recuerdos, vivencias o momentos del
pasado, que dejaron huella, y que nos
negamos a dejar partir, pero que no nos
permiten avanzar, crecer, cambiar, actualizar, vivir el momento presente.
Creo que es pertinente revisar el "baúl" de vez en cuando y renovar, ventilar, dejar ir....