Cuenta la leyenda, que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga.
Esta huía con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba en desistir; huyó un día y la serpiente no desistió, dos días y la víbora seguía trás ella.
En el tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y le dijo:
-¿Puedo hacerte tres preguntas?
-No acostumbro dar respuestas a nadie pero como te voy a
devorar, puedes preguntar.
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No
-No
-Entonces, ¿porqué quieres acabar conmigo?
-Porque no soporto verte brillar.......
Huy, la envidia, qué mala es!!!
ResponderEliminarQue se lo pregunten a la luciérnaga.
Gracias por compartir este relato conmigo
Besotes y buen fin de semana
Rampy.
Esta serpiente tiene más rasgos humanos que de serpiente.
ResponderEliminarEl ser humano intenta siempre "anular" aquello que le causa molestia... esto no es grave hasta que se trata de hacerlo con otro ser humano.
Me ha gustado tu post...estas linkada. Besos.
Asi es Rampy, que feo sentimiento la envidia, pero es fácil caer en ella, así que hay que andar alertas.
ResponderEliminarBuen fin de semana para ti tambien.
Si César, los seres humanos somos tan vulnerables que no estamos libres ni de tener esos sentimientos ni de sentirlos hacia otros.
ResponderEliminarBesos,
Un cuento precioso y muy gráfico. Como la vida misma. Qué difícil es brillar sin que alguien quiera acerte daño por ello.
ResponderEliminarUn beso.
Jajaja. Sabes eso de "si la envidia fuera tiña... ¿no? jajaja. pues eso mismo.
ResponderEliminarMuy buena la historia. Al menos la serpiente era sincera.
Un besito, linda
Natacha.
Pobre serpiente. Creo que la luciérnaga debe ayudarla a que aprenda a apreciar los brillosos colores de su piel y la rapidez de sus movimientos, y ellas juntas, dar un gran espectáculo. Luz, movimiento y color.
ResponderEliminarEl que envidia necesita más ayuda que el envidiado.
Ojoavizor
Asi es Nela, pero felizmente existen también aquellos que se alegran cuando te ven brillar.
ResponderEliminarSaludos,
Si Natacha, por lo menos fue sincera y no buscó alguna excusa tonta para disimular su envidia. Jajaja,
ResponderEliminarBesitos,
Ojoavizor, como siempre das en el clavo con tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo,
Umm! qué interesante!
ResponderEliminarAnda que no hay para sacar cosas de este pequeño cuento.
A veces nos comparamos con los demás, en lugar de vivir nuestras vidas lo más satisfactoriamente posible.
Bss!
Si Josemi, cuantas debilidades albergamos a veces en nuestro ser. Y lo peor es que resultaría más fácil vivir solo "comparando mi vida con mi vida".
ResponderEliminarUn beso,