jueves, 28 de noviembre de 2013

El instinto llama....


Es temprano por la mañana y estoy parada en la cocina frente a la ventana, esa ventana grande y luminosa que expresamente pedí fuese amplia y que intencionalmente  no cubrí  con cortinas de colores ni persianas, al igual que todas las ventanas de la planta baja, para poder así disfrutar de aquella franja de jardín que bordea internamente la casa. Tiene apenas 2.50 metros de ancho, pero está llena de vegetación y de vida y me encanta disfrutar del paisaje. 
Estoy ahí parada, absorta en mis pensamientos, cuando de pronto siento un bullicio afuera. (En secreto les cuento que ese pequeño territorio verde se ha convertido en hogar de la más variada gama de pajarillos imaginable, pequeños y medianos,  y cada cual se siente dueño de su territorio aunque admito que saben convivir en paz y armonía).
Sobra decir que nosotros hemos sucumbido a sus encantos y ahora somos sus proveedores oficiales de alimento y suele verse el jardín sembrado de migas de pan y algunas semillas.  
Pues bien, vuelvo al bullicio que sentí y al asomarme por la ventana veo a un polluelo de regular tamaño que bate sus alas a toda velocidad sin saber aún volar, y pía incansablemente, mientras que dos pajarillos mucho más pequeños que él pero que se nota son ya adultos se desviven llevándole alimento, sin lograr saciar su apetito voraz. Quien sabe ellos sienten que es su  polluelo, o se conduelen de verlo solo y buscan protegerlo y alimentarlo. Como sea fue una escena que me conmovió e inspiró a compartirla. 

viernes, 22 de noviembre de 2013

lunes, 18 de noviembre de 2013

Almuerzo con Dios




Un niño pequeño quería conocer a Dios; sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, así que empacó su maleta con pastelillos y refrescos, y empezó su jornada.
Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana sentada en el parque, contemplando algunas palomas.  El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. 
Estaba a punto de beber su refresco, cuando notó que la anciana parecía hambrienta, así que le ofreció un pastelillo.
Ella agradecida aceptó el pastelillo y sonrió al niño. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le ofreció uno de sus refrescos.
De nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado!
El se quedó toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo  una sola palabra. 

Al caer la tarde, el niño se percató de lo cansado que estaba, se levantó para irse, pero antes de seguir sobre sus pasos, dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo.
Ella, después de abrazarlo le dio la más grande sonrisa de su vida.

Cuando el niño llegó a su casa, abrió la puerta y saludó a su madre. Ella estaba sorprendida por la cara de felicidad que traía. Entonces le preguntó:
-Hijo, ¿qué hiciste hoy que te hizo tan feliz?
El niño contestó:
-¡Hoy almorcé con Dios!...
Y antes de que su madre contestara algo, añadió: -¿Y sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que he visto!

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se quedó sorprendido por la expresión de paz en su cara, y preguntó:
-Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz? La anciana contestó:
-¡Comí con Dios en el parque!... Y antes de que su hijo respondiera, añadió:
-¿Y sabes? ¡Es más joven de lo que pensaba!

sábado, 16 de noviembre de 2013

Sorprendente y divertido!


Hoy quiero compartir con ustedes dos videos musicales de los Voca People, quienes se caracterizan por hacer música sin utilizar instrumentos musicales, todos los efectos los crean con la combinación de sus voces.

Los descubrí hace ya algún tiempo, sin embargo, cada vez que los veo tienen la capacidad de volver a sorprenderme y hacerme sonreír y disfrutar!

Que pasen un excelente fin de semana!



miércoles, 6 de noviembre de 2013

Buena cosecha!


Lo que yo siembre
dentro de mi corazón
es lo que tendré;

Cada mañana
pensaré con claridad
qué quiero sembrar;

Si siembro temor
resultará difícil
poder avanzar;

Siembro confianza
y podré aceptar mejor
el día a día;

Al sembrar culpa
sentiré que el camino
es pedregoso;

Si siembro perdón
se hará ligero el peso
a mis espaldas;

Sembrar críticas
no me permitirá
tener armonía;

Siembro alegría
y podré ver las cosas
con optimismo;

Al sembrar amor
caerán las barreras
a mi alrededor;

Cuando siembre paz
gozaré de libertad
y tranquilidad....


Soñadora

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