miércoles, 31 de marzo de 2010

Un pedido muy especial......

El dueño de un almacén oyó cómo uno de sus dependientes le decía a una clienta:
-No, señora, ya hace bastantes semanas que no la tenemos, y no parece que vayamos a tenerla en unos cuantos días…

Horrorizado por lo que había oído, el dueño se precipitó hacia la clienta cuando ésta se disponía a salir, y le dijo:

-Disculpe usted al dependiente, señora. Por supuesto que la tendremos muy pronto. De hecho, hemos cursado un pedido hace un par de semanas…

Luego se llevó al dependiente y le regañó:
-¡Nunca jamás se le ocurra decir que no tenemos algo! ¡Si no lo tenemos, diga que lo hemos pedido y que lo estamos esperando! Y ahora dígame ¿qué es lo que quería esa señora?

-Lluvia -respondió el dependiente.

Habríamos dado un gran paso si, ante todo, habláramos menos y escucháramos más y no diéramos por supuesto que sabemos de lo que el otro está hablando.

Anthony de Mello


Con este cuento les dejo estos días de Semana Santa. Cada uno los vivirá acorde a sus creencias y a su fe. Yo intentaré tener algún momento de oración, de paz interior, de reflexión y de calma.

Aprovecharé también para alejarme un poquito de la rutina del trabajo, leer alguno de mis libros pendientes, salir a caminar, disfrutar de una buena charla, mirar el cielo, en fin, trataré de disfrutar de las cosas simples y maravillosas de la vida!
Que tengan mucha Paz! Les dejo un fuerte abrazo!

lunes, 29 de marzo de 2010

Recuerdos ajenos....


Estos días he iniciado la tarea de revisar, ordenar, seleccionar y disponer de las cosas de “la tía”, apelativo con el que cariñosamente la llamábamos y que vivió con nosotros su último año.
Al venir ella a vivir con nosotros , dejó cerrado su departamento con el contenido de toda una vida ahí dentro. Admiré mucho en aquel momento su decisión, pues no a todos se nos hace fácil desprendernos del pasado, y de nuestras cosas . Pero ella eligió vivir acompañada y priorizó su tranquilidad (¿o la nuestra?).
Ahora ella no está, y me toca a mí ir a enfrentar el pasado y, más difícil aún, decidir el destino que tomarán sus pertenencias; casi puedo imaginar su sonrisa pícara al verme ahí, en medio de todo sin saber por donde empezar y preguntándome qué es lo que ella desearía.

Me costó algún tiempito animarme; en cierta forma me sentía casi una intrusa, pero tuve que decirme “manos a la obra” y comenzar.

Ella vivió toda su vida con su hermana, por lo que la tarea es por partida doble. Cada cajón abierto y revisado hace volar mi imaginación a otros tiempos, aquellos de su juventud. Guantes de seda, primorosamente envueltos y guardados, mantillas para misa, vestidos elegantes de noche, que me llevan a imaginar grandes recepciones.

Cartas escritas hace más de 50 años por amigas que llegué a conocer, muchas de las cuales partieron ya, que hablan de juventud y vitalidad ; así como muchos álbumes de fotografías en blanco y negro que capturan momentos maravillosos para ellas.

Una hoja de papel sin destinatario ni firma, que describe el momento exacto en que alguién la conoció, y cuya descripción coincide exactamente con esos pormenores que anteriormente había escuchado de labios de ella y que me llevaron a confirmar que eran la versión de “él”, el gran amor de su vida, de aquel momento tan importante para ambos.

Manteles aún almidonados, con grandes servilletas caladas a mano; ropas de baño de los años 40, accesorios para hacer frivolité y macramé, infinidad de libros de crochet y bordado, recetas de cocina escritas a mano, la descripción detallada de cada cena a la que asistían, en fin, un sinfín de objetos que me cuentan íntimos secretos, y que le dan licencia a mi imaginación de volar libremente y apropiarme por un instante de esos recuerdos ajenos.....

miércoles, 24 de marzo de 2010

Elegir las palabras apropiadas....

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Al despertar, mandó llamar a un Sabio para que interpretase su sueño.
¡Qué desgracia Señor ! – exclamó el Sabio – Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

¡Qué insolencia! – gritó el Sultán enfurecido – ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado.
Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivireis a todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

¡No es posible! La interpretación que habéis hecho del sueño es la misma que el primer Sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a tí con cien monedas de oro.

Recuerda bien amigo mío – respondió el segundo Sabio – que todo depende de la forma en el decir… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, mas la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos casos, grandes problemas.
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado
.

jueves, 18 de marzo de 2010

Pequeños gestos......

Ayer, como cada semana me dirigí con entusiasmo al ensayo del coro. Es una de las actividades que más disfruto de hacer, pues ahí quedan fuera todas mis preocupaciones, siento que me recargo de positivismo y soy feliz cantando.

Si a esto le añadimos que al finalizar el ensayo mi hija y yo nos damos nuestra escapadita semanal en busca de algún bocadito sabroso y de una buena charla, sobra decir que es un día muy especial.


Al volver a casa, un poco tarde y con algo de cansancio, noté que las flores de la cocina estaban sumamente decaidas, diría casi tristes. Revisé si tenían suficiente agua y no era ese el problema.
Iba a subir a acostarme pero me dio pena dejarlas así, por lo que las tomé una por una, llené la poza del lavadero con agua y las sumergí para que se hidraten por completo, les retiré las hojitas secas, les corté un poquito el tallo y las volví a su florero.
Hoy, al bajar por la mañana me di con la sorpresa de que las flores habían revivido, habían cobrado nuevos brios y lucían erguidas y con brillo. Me gustó encontrarlas así y pensé qué poco necesitaron para reanimarse.

Y ésto me llevó a la conclusión de que las personas también somos así. Muchas veces una simple mirada, una sonrisa, una caricia, la palabra apropiada, surten el mismo efecto mágico, borran el decaimiento y nos ayudan a volver a brillar con luz propia.

lunes, 15 de marzo de 2010

Atrévete a .......llorar


Hemos crecido con la certeza de que llorar es para los débiles, nos han repetido infinidad de veces que debemos ser fuertes siempre e inhibir ese instinto natural que nos invita a llorar.

Sin embargo, son muchas las veces en que sentimos esa imperiosa necesidad de permitir que las lágrimas fluyan y al hacerlo es innegable el alivio que sentimos.
Si muchas veces es difícil para las mujeres el permitirnos llorar, la situación se presenta peor aún para los hombres, pues sabemos bien que “los hombres nunca lloran”.
Nunca olvidaré cuando estábamos construyendo nuestra casa y habíamos contratado a un maestro de obras para que se hiciera cargo, solíamos ir juntos a realizar las compras de materiales y en el camino conversábamos bastante; de niño había recibido una crianza muy dura y con tendencia machista.
Un día me contó que no sabía que tenía pues sentía una angustia tremenda en su interior y temía estar enfermo pues el corazón se le aceleraba y el desasosiego no se iba. Mientras me lo decía, las lágrimas empezaron a brotar solas y él no sabía como disimularlas o cortarlas.
Entonces lo animé a que llore y se desahogue, le dije que las lágrimas no eran malas, por el contrario, eran un bálsamo reconfortante para esos momentos de incertidumbre. Al comienzo me miraba incrédulo, pero las lágrimas seguían fluyendo y se echó a llorar como un niño y me confesó que no se atrevía a llorar hacía mucho.
Esta anécdota me dejo pensando con cuantos prejuicios crecemos, y con que empeño tratamos de evitar algo que la naturaleza nos ha dado y que por ende no puede ser malo: llorar cuando lo necesitamos. Y aquí entre nos, ¿no es cierto que se siente un gran alivio después de llorar?

miércoles, 10 de marzo de 2010

Esos temibles rumores....


Había una vez un hombre que tenía por costumbre (muy fea por cierto) ir hablando mal de las personas, inventando historias y calumnias. Pasado un tiempo de comportarse así empezó a sentirse mal con su actuar (tenía conciencia) y visitó a un hombre muy sabio para pedirle consejo.
Éste le dijo:

“Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas, y suéltalas donde quiera que vayas”.

Muy contento por lo sencillo de la tarea, tomó el saco lleno de plumas y en el transcurso de un día, las había soltado todas (¡pero que fácil que era la solución!).

Volvió donde el sabio y le dijo:
"Ya he terminado (muy orondo él) ”.

Entonces, el sabio contestó:
“Esa era la parte fácil... Ahora debes volver a llenar el saco con esas mismas plumas que soltaste, sal a la calle y búscalas”.

El hombre salió muy desanimado pues sabía que no podría volver a reunir las plumas, y efectivamente, con las justas encontró algunas de ellas.

Al volver donde el sabio con el saco casi vacío, éste le explicó:

“Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer ahora es pedir perdón a quiénes ofendiste y no volver a calumniar a nadie (hubiéramos empezado por ahí)".

viernes, 5 de marzo de 2010

Aprender a fluir......


Cada día, la vida nos presenta muchas opciones, caminos, cambios. Algunas veces nos apresuramos a intervenir queriendo evitar lo inevitable, o cambiar en lo posible el desenlace de los sucesos.
Otras en cambio nos limitamos a observar, intentamos fluir con los acontecimientos tratando de entender el motivo de que sucedan, y deseando aprender la enseñanza que nos quieren dejar.
No siempre es fácil elegir cuál camino tomar........ y son muchas las veces en que nos equivocamos.
Pero lo bueno es que siempre podemos rectificar, la vida también nos da esa oportunidad.
¿Qué opinas? ¿Dejar fluir ......... o intervenir?
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