Ventana al pasado....

Me siento hoy a escribir, y sé que será inevitable hablar de ellas. Esta semana han estado todas muy presentes en mis recuerdos y no cabe duda que están reclamando su derecho a tener un poquito de protagonismo en mi pequeño rincón de la blogósfera. Imagino que su insistencia se debe a que este domingo se celebra en el Perú el día de la madre, y aunque a todas les llegó ya la hora de partir de este mundo, sus recuerdos y enseñanzas viven en mi corazón cada día del año.

Cuando hablo de ellas me refiero a quienes en mi infancia o adolescencia, representaron de una u otra manera el papel de mamás. Los recuerdos se agolpan en mi mente entremezclados ......

Mi mami era la persona más suave y a la vez más fuerte que puedo recordar. No recuerdo haberla visto molesta conmigo, siempre tenía una sonrisa para mí, la quería con toda mi alma y solía pensar que el día que ella me faltara no podría seguir viviendo. Me brindó siempre su confianza y amistad, para mis amistades era la mamá favorita, pues se sentaba a escuchar música con nosotros y hasta algún pasito de baile compartió. No había problema capaz de amedrentarla, todo tenía solución, hoy o mañana, no importaba mucho el cuando, pero si el encontrar siempre una salida. "El golpe avisa" o "Mañana será otro día" son las frases que más recuerdo de ella. Su olor también permanece en mi recuerdo, olor a polvo facial Angel Face, que con mucho esmero se aplicaba sentada en su cama, con su espejo en la mano, eso y un poco de lapiz labial eran todo su maquillaje.

Por otro lado estaba mamama, mi abuelita paterna. Los recuerdos de ella vienen siempre en blanco y negro, pues había perdido una hija de muy joven y no volvió a usar prendas de color, por lo que su indumentaria siempre era en esos dos colores. Tenía carácter fuerte, dominante, y me tocó vivir con ella de niña. Me cuidaba mucho sin excederse en mimos, pero haciéndome sentir siempre que podía contar con ella siempre. A ella le correspondió la tarea de enseñarme labores, y me sentaba en una sillita a su lado ,armada de crochet, palitos de tejer, agujas e hilos , y me entregaba un retazo de yute o cañamazo marcado con tiza, dónde debía esmerarme con la puntada para atrás ,patita de gallo o punto de cruz, según correspondiera. Recuerdo también sus deliciosos guisos y mi infaltable bistecito con arroz por las noches. Por las mañanas , bajaba yo a la entrada del edificio a esperar la movilidad que me llevaría al colegio, y ella se sentaba frente a la puerta de la cocina en el tercer piso que daba directamente a la escalera y desde ahí me acompañaba hasta que me veía subir a la camioneta.

Mi hermana Cristi aparece hoy también en estos recuerdos. Cuando yo nací ella tenía 13 años y decidió adoptarme y pasé a ser su "hermanita". Yo la admiraba como a nadie, me gustaba mucho acompañarla a comprar ropa y la contemplaba extasiada mientras ella se probaba uno y otro vestido. Recuerdo también su colección de discos long play, entre los que destacaba el de The Platters. Cuando yo estaba por cumplir 11 años, emigró a vivir a Suiza, y sé que le costó mucho decidirse a partir, pero su felicidad estaba en juego y se fue. A partir de ese momento nuestras largas charlas se vieron reemplazadas por sendas cartas, testigos de todas mis inquietudes y curiosidades. Luego por teléfono y mail, y un par de veces se dio una escapadita para acá. En todos estos años siempre sentí que hasta el último momento seguí siendo su "hermanita".

Por último me queda hablar de mi tía Oko. Su presencia también fue muy fuerte en mi infancia, probablemente a ella le debo mi afición por la lectura, me incentivó siempre a leer todo tipo de literatura. Vivía a tan solo una cuadra de mi casa, y solía venir todas las tardes a tomar el lonche con nosotras. Era muy aficionada a viajar, y ahorraba incansablemente para hacer realidad sus sueños. Antes de viajar solía venir con su centímetro a tomar mis medidas para poder comprarme alguna prenda, y yo esperaba su regreso entusiasmada esperando ver qué sorpresa me traería. También era la encargada de realizar los encargos de mamama en la calle, y para ello yo era su "asistente oficial". Solíamos dar grandes caminatas (por lo que debo también responsabilizarla a ella de mi agrado por caminar), y me entusiasmaba mucho cuando ibamos juntas a visitar a mi mami en la época en que viví con mamama. Quién iba a decir que más adelante sería ella quien representaría el papel de abuelita para mis hijos, y debo reconocer que pese a su soltería y su edad avanzada , lo hizo inmejorablemente.

Bueno, creo que ahora ellas estarán tranquilas de ver que forman parte de mis recuerdos plasmados en este rinconcito íntimo en donde suelo depositar mis pensamientos.