Había una vez un rey que no encontraba la manera de ser feliz, pues aún cuando tenía todos los placeres a su alcance debido a su inmensa riqueza, siempre se sentía vacío y nunca estaba satisfecho con lo que poseía. Tal era su infelicidad que admiraba a uno de sus empleados más pobres, que sin importar su condición económica, irradiaba dicha y gozo sincero por la vida. Motivado por lo anterior, fue a consultar con el sabio del reino quien le dijo:
Al abrir la puerta, vio el costal, lo recogió y entró de vuelta a su hogar. El sabio y el rey prosiguieron a espiarlo desde la ventana.
Cuando abrió el costal, el empleado quedó asombrado con su contenido, estaba encantado y sin perder tiempo comenzó a contar todas las monedas. Cuando terminó el conteo, se rascó intrigado la cabeza y comenzó de nuevo el conteo ya que él daba por hecho que en el costal debían haber 100 monedas y no solamente 99.
Para poder explicarte la razón de tu infelicidad y la de casi todos los hombres, necesito que comprendas el efecto 99.
¿Y qué significa eso? preguntó el rey.
Para que lo puedas comprender necesito que consigas un costal con 99 monedas de oro. Ya que lo hayas conseguido ven y podré explicarte.
El Rey fue de inmediato a conseguir lo que el sabio le había pedido y regresó con el costal. El sabio le dijo que lo que seguía para poder comprender el efecto 99 era que siguieran a escondidas al empleado hasta su casa, cosa que hicieron esa misma noche.
Cuando el empleado entró a su casa, el sabio puso el costal con las 99 monedas en la entrada de su casa, tocó a la puerta y corrió a ocultarse junto con el rey.
Cuando el empleado entró a su casa, el sabio puso el costal con las 99 monedas en la entrada de su casa, tocó a la puerta y corrió a ocultarse junto con el rey.
Al abrir la puerta, vio el costal, lo recogió y entró de vuelta a su hogar. El sabio y el rey prosiguieron a espiarlo desde la ventana.
Cuando abrió el costal, el empleado quedó asombrado con su contenido, estaba encantado y sin perder tiempo comenzó a contar todas las monedas. Cuando terminó el conteo, se rascó intrigado la cabeza y comenzó de nuevo el conteo ya que él daba por hecho que en el costal debían haber 100 monedas y no solamente 99.
Al terminar el segundo recuento se desesperó y comenzó a buscar debajo de la mesa sin hallar rastro alguno de esa moneda faltante por lo que comenzó a angustiarse.
Fue entonces cuando el sabio le dijo al Rey:
Te das cuenta, eso es justamente a lo que me refería con el efecto 99. Él, al igual que tú, han dejado de valorar la mayoría de sus bendiciones para enfocarse en los pequeños detalles que "creen" les hacen falta. En ello radica vuestra infelicidad .
Que interasante y bella historia!!
ResponderEliminara veces por buscar la perfección no nos damos cuenta que la vida es más bella asi; tal cual, sin complicarnos demás y sin razón!!!
Besitos y lindo fin de semana xD
Que linda historia!! No la conocia, y tal cual, detenerse en lo que nos falta nunca puede guiarnos hacia la felicidad. Besos.
ResponderEliminarLa moneda 100 siempre se encuentra delante de uno, pero la vida es una mala maestra y nunca nos enseño a reconocerla y por eso siempre seremos infelices.
ResponderEliminarQue bonita historia, muchas veces nos pasa eso por querer mas y mas no valoramos los pequeños detalles que son importantes.
ResponderEliminarQue real, no?
ResponderEliminarParece mentira lo necios que somos.
Un beso.
Real como la vida misma, aunque a veces ni enfocando a los pequeños detalles...
ResponderEliminarBésix
Así de ciegos somos, vemos lo que nos falta, dándole más importancia, y no lo que tenemos.
ResponderEliminarUn beso
Hola, Soñadora, bonito cuento, lo había oído antes, pero me ha encantado volver a leerlo.
ResponderEliminarRecibe un beso enorme.
Feliz fin de semana.
Rampy
Este cuento me recuerda a lo que Bucay llama: "La bolsa de lo que NO tengo".
ResponderEliminarSiempre andas luchando por conseguir algo, lo que sea, pero una vez que lo obtienes la echas en "La bolsa de lo que ya tienes" y vuelves a mirar en "la bolsa de lo que no tienes" a ver que sigue en la lista. Y de vuelta a luchar incansablemente, sufrir y ser infeliz... por eso que no tienes y tanto deseas!!
Es un ciclo que debe romperse!!! La felicidad no está en lo que "no tenemos", sino en lo que "SI tenemos"!!!
Muy linda reflexion!!
Besos
Cuanta sabiduria en este relato que nos brindas hoy!!!un abrazo
ResponderEliminarMuy buen relato, si dejamos de ladola el mirar lo que nos falta y disfrutamos de lo que tenemos seremos mucho más felices. Feliz fin de semana.
ResponderEliminaren la simpleza de las cosas, y en la capacidad de asombro , el no perder nunca eso, radica la felicidad¡¡¡
ResponderEliminarbonita historia¡¡
un beso bien grande¡¡¡ lindo finde
Me gustó mucho tu post, esa es la esencia de la felicidad, porque nos olvidamos con tanta frecuencia de ello?, me gusta el sol, la luz, los olores, la tierra, mis seres queridos cerca de mi, cogerle la mano a mi hijo, y todo eso afortunadamente lo tengo a mi alcance. Cual es la causa entonces de nuestros frecuentes olvidos.
ResponderEliminarGracias por recordar lo cerca que estamos.
Besos. Eritia
Muy real la historia de hoy, desaprovechamos la oprtunidad de disfrutar lo que tenemos buscando lo que creemos que nos falta -no es más feliz el que más tiene, si no el que menos necesita-
ResponderEliminarBesinos.
siempre hemos de complicarnos la vida...
ResponderEliminarcuando a veces solo es cuestion de ver lo bueno y decidir se felices...
saludos!
Excelente post!
ResponderEliminarGracias por recordarme lo importante que es apreciar y agradecer las bendiciones que nos han regalado, en vez de molestarse por lo poco que no tienes. Algunos días me tengo que aplicar el cuento. Es cuando en vez de levantarme con la alegría de vivir, me quejo de no poder caminar. No es lo común; no es diario, pero voy a escribir el título de tu post en mi espejo!
Está muy bien. Me aplicaré el cuento
ResponderEliminarUna bella historia, con mucho aprendizaje!!!
ResponderEliminarGracias Soñadora, abrazos!
Si que es cierto, amiga... Nos perdemos a veces en los detalles sin importancia, y dejamos de ver eso que nos puede hacer felices.
ResponderEliminarUna bonita historia, como todas las que siempre nos cuentas.
Un beso, linda
Natacha.
Totalmente de acuerdo con esta historia. A mí también me ha pasado que en vez de ver el lado positivo de las cosas veo eso poco que faltó sin siquiera ponerme a pensar que en realidad no era tan necesario.
ResponderEliminarSaludos!
Ohhhhhhhhh
ResponderEliminarEsta historia no la había leido antes y me parece muy cierta. Muchas veces nos desesperamos por lo que creemos nos falta y no valoramos adecuadamente lo que tenemos.
Un beso, gracias por el mensaje.
Hola es mejor la vida con la falta de algo pequeñito y tener la ilusión de cmpletar que no que sobre y no saber valorar. Saludos
ResponderEliminarSoñadora, como te dije: gracias por recordármelo. Te debo esa. Ya lo escribí en mi espejo y se le he explicado a toda mi familia...
ResponderEliminarsálo que no fue con un "Revlon Red"!
Mira:
http://conviviendoconintruso.blogspot.com/2010/05/escribire-efecto-99-con-lipstick-rojo.html
Muchos cariños. Eres muy respetada y admirada en mi hogar.
Una historia llena de ilusión y una gran enseñanza! hay mucho que aprender de ella.
ResponderEliminarBesos.
Así es, mirar lo que se tiene no lo que no se tiene, no buscar lo que no existe y regocijarte de lo que si existe y es maravilloso, no es más feliz quien más tienen si no quien sabe valorar lo que tiene, felicidades por esta historia, recibe todo mi cariño
ResponderEliminarexcelente historia.. cuantas veces sin querer caemos en el efecto 99!..historias como esta nos ayudan a abrir los ojos!
ResponderEliminarUn abrazo
tienes razón, muchas veces pasamos por la vida fijándonos más en lo que no tenemos que en lo que tenemos, la pena es que tomamos conciencia de ello cuando nos falta
ResponderEliminarInteresante... Tomo nota...
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por compartir estas historias con nosotros :)
ResponderEliminarhacía falta ver más allá de lo evidente,
reflexionar y detenernos a analizar nuestras vidas...
saludos
Hola Soñadora,,,,excelente historia y muy buena reflexión para tenerla presente y no olvidarla,,,,
ResponderEliminarBesitos....
Bonita historia...un saludo
ResponderEliminarHola estaba en casa de Cassiopeia tomandome un café,vine a visitarte pues ella mi gran amiga me invitó,sabes me quedo por aquí si me dejas y enlazo tu blog al mio no quiero perderme nada,abrazo desde Uruguay.
ResponderEliminarQueridos amigos, creo que todos en algún momento sufrimos del "efecto 99", pero quien sabe a partir ahora, cuando estemos a punto de recaer recordaremos las palabras mágicas y volveremos a disfrutar de lo que sí tenemos!
ResponderEliminarGracias por dejar sus opiniones y comentarios, ciertamente enriquecen muchísimo mi blog con sus aportes.
Besos !!
Entré a leer el final del cuento-moraleja. Sí, es cierto...a veces pecamos de buscar esa moneda faltante porque queremos que sean 100 y no 99.
ResponderEliminarTe dejo un cordial saludo berlinés.
Marisol, gracias por ese cordial saludo!
ResponderEliminarBesitos,
Muy cierto! a veces por preocuparnos de lo que no tenemos olvidamos todo lo bueno que hay en nosotros y a nuestro alrededor, qué bonita historia y que valiosa lección! gracias por compartirla!
ResponderEliminarUn abrazo!
Luni Va, y lo que tenemos suele ser mucho más y mejor que lo que creemos nos hace falta!
ResponderEliminarBesitos,