A los pocos minutos un joven se sentó a su lado y la señora sorprendida observó que el joven estiraba la mano, y tomaba una galleta del paquete. Molesta y con un gesto exagerado, la señora tomó otra galleta, la exhibió frente al joven y se la comió.
Como respuesta el joven tomó otra galleta, le sonrió y se la llevó a la boca, esta situación continúo hasta que sólo quedaba una galleta. Con suavidad, el joven tomó la última galleta, la partió en dos y dio una mitad a la dama que cada vez estaba mas irritada.
El tren anunció su partida, y la señora lo abordó pensando:
- ¡Qué insolente! ¡ Qué mal educado !
Ya instalada en su asiento, abrió su bolso para buscar la botella de agua y quedó totalmente sorprendida cuando encontró en él su paquete de galletas intacto.
Supongo que después de ver esto, el otro no le metió una "galleta" ( una bofetada) en la cara jajajaj
ResponderEliminarBesotes y feliz fin de semana.
Rampy
Y encima, el muchacho, compartió la última galleta, ¡ que generosidad!, y que buen post. Un beso
ResponderEliminarMenuda lección de generosidad. Por qué no nos enseñaron esto desde que somos pequeños una y otra vez? Saludos...
ResponderEliminarSoñadora
ResponderEliminarEstupenda lección, amiga
Así se va repartiendo amor, solidaridad, comprensión.
Ya basta de gestos agresivos, descorteses, inhumanos.
Si cada uno va dando ejemolo, el mundo irá cambiando poco a poco.
Un abrazo.
Juan Antonio
Ya lo conocía... menuda lección de humildad.
ResponderEliminarUn beso, cielo.
Natacha.
Y es que no no debemos actuar por las apariencias.
ResponderEliminarUn besito.
Excelente lección de humildad!
ResponderEliminarEn el mundo hay muchas personas, como esta señora, ojalá que todas se encuentren con una lección así!
(Se ven muy ricas las galletas, jeje)
Besitos y que tengas una linda semana!
Todo un detalle de amabilidad y generosidad, aprendamos.
ResponderEliminarUn beso
Esperemos que no Rampy.
ResponderEliminarBesitos,
Cuanta generosidad no Isabel? A mí también me conmovió cuando la lei.
ResponderEliminarBesitos,
Josef, tienes razón, esto es algo que deberían enseñarnos desde pequeños, quizás el mundo sería distinto.
ResponderEliminarBesitos,
Juan, debemos rodearnos de buenos sentimientos, ir sembrando pequeños granitos de arena que contrarresten los gestos agresivos.
ResponderEliminarBesitos,
Natacha, cuanta humildad y generosidad juntas no?
ResponderEliminarBesitos,
Libra, que verguenza debió sentir esa señora al descubrir que encima se comió las galletas ajenas!
ResponderEliminarBesos,
Andrea, felizmente hay también personas como el muchacho que compartió tan alegremente sus galletas.
ResponderEliminarBesitos,
Marbu, tienes razón, no solo hubo generosidad, también fue amable su gesto. Mucho para aprender no?
ResponderEliminarbesitos,