sábado, 23 de agosto de 2008

Que la musica te acompañe

Pues hoy quiero compartir con ustedes mi afición por la música, que fui descubriendo poco a poco y con el pasar de los años. Recuerdo cuando era una adolescente y solía aprender la letra de las baladas que tanto nos hacían sufrir por ese chico que ni siquiera nos miraba, y cuando asistíamos a una fiesta y la tocaban, uno esperaba impaciente, deseando que fuera él quien te sacara a bailar.....
Y a solas, cantaba esas baladas, las cantaba bajo la ducha, o caminando solitaria por las calles de mi querido barrio de Miraflores. Pensaba que nadie debia escucharme cantar, pues no creía poder cantar bien, y desconocía completamente la parte formal de la música, no sabía de pentagramas ni tonalidades y mucho menos de las distintas voces, sólo me limitaba a imitar lo que oia y me gustaba.


Pasaron los años, me casé, tuve hijos, seguí cantando bajo la ducha, y ahora contaba con dos atentos oyentes que eran mis queridos niños, y ellos empezaron tambien a aficionarse por la música, de pronto mi niña de apenas 3 años empieza a tomar lecciones de piano, y la profesora descubre que tiene "un don especial para la música", y en el transcurso de su niñez y adolescencia aprendió cuanto instrumento se le cruzó por el camino, y yo feliz de que en casa hubiera siempre música, mi hijo por su lado, tampoco quiso quedarse atrás, y él tambien aprendió de todo un poquito, y de pronto, descubren que les gusta mucho cantar, y entran al coro de su colegio, y yo viendo realizado mi sueño de que alguien cante en la familia.
Pero la historia no queda ahí. Mi hija sigue creciendo y cantando y empieza a participar de 2 coros, uno de ellos de la parroquia a la cual asistimos, en la que ahora ya me atrevía a cantar pero solo desde mi banca , acompañando la música que mis queridos "niños" tocaban, y ella que me escucha y me dice
"¿porque no te unes a nuestro coro?"
y yo le digo
"voy a ver si me hago un tiempito"
y "casi" entro .
Pasaron 2 años y me vuelve a insistir y yo hago acopio de valor y me digo "hazlo", "prueba, no tienes nada que perder"
pero una de mis voces interiores opina
"que verguenza, que haces si te hacen cantar sola para probar tu voz?" o "que tal si no puedes con las notas y la teoria?"
pero mi hija me insiste y me dice: "animate mami, no es dificil y te va a gustar, yo te ayudo" asi que me lanzo a la piscina y me presento al siguiente ensayo, exactamente la primera semana de marzo de año 2007, las cosas salieron mejor de lo que esperaba, no tuve que cantar sola, fui ubicada en la voz de las sopranos, y para mi sorpresa empecé a aprender a cantar de verdad, y descubrí que cuando canto puedo tener una voz potente (deje de "cantar en secreto" jejeje).
De esto ha pasado ya casi un año y medio, y no me canso de agradecerle a la directora del coro por su insistencia en invitarme, por darme ese empujoncito que necesitaba para atreverme, por que la satisfacción personal que siento es indescriptible. Me gusta, es mas, me encanta haberlo logrado, disfruto de cada ensayo semanal, es mi escape al estrés, mi refugio ante los problemas, y cada vez que canto siento mucha alegría en mi corazón.

2 comentarios:

José Miguel dijo...

"Quien canta, su mal espanta", dice un refrán español. En tu caso parece ser literal.
Yo de crío estuve en un coro del colegio, pero no sé por qué, porque soy un negado para la música. Pero a mí si tuviera hijos también me gustaría que fueran buenos en música, o en algo aparte del colegio, así parece que tienen un abanico de posibilidades más amplio, y además es enriquecedor para ellos.
Por cierto, mis felicitaciones por haberte atrevido a dar el paso de meterte en el coro.
Bss!

Soñadora dijo...

Gracias Jose, no sabes que con ganas espero la llegada de los miercoles para asistir a mi "terapia musical". Me gusto mucho tu post de la maratonista.

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