Una velita se apagó.....

.....y una nueva estrella brilló en el Firmamento. Es la sensación que me ha dejado en el alma la partida esta semana de "la tía", como cariñosamente la llamábamos. Vivió con nosotros un año y ya lo creo que su presencia dejó huella. Nos costó trabajo que aceptara venir a casa pues a sus 91 años seguía siendo muy independiente, pero había quedado sóla, y al ser soltera , no tenía hijos o nietos que vieran por ella.

A su llegada pensé atenderla con cariño y eficiencia, pero evitando el involucrarme para no sufrir luego. Gran error. Ahora comprendo claramente que sobre los sentimientos uno no tiene el control, que el Amor hace su aparición y se deja sentir, y que valió la pena correr el riesgo. Fueron muchos los momentos que compartimos juntas en este año, se convirtió en mi compañía constante.

Desempeñamos ambas diversos roles en la vida de la otra, hermanas, amigas, tía y sobrina, la frontera de la diferencia de edades se volvió casi invisible.

Me convertí en confidente de sus recuerdos y secretos , y ella fue mi fiel dama de compañía. Mi asistente oficial en llevar el carrito de las compras y la "proveedora oficial" de esos cafecitos que ahora recordaré con tanto cariño.

Esta experiencia me ha reafirmado también lo consoladoras que son las lágrimas vertidas en el momento oportuno, lavan las heridas y aceleran su proceso de cicatrización, y es gracias a ellas que poco a poco puedo volver a sonreir.

Me alegra saber que partió en paz, como tantas veces me comentó le gustaría fuera su muerte. Simplemente se durmió y entre sueños lanzó su último suspiro y emprendió este viaje con la esperanza de reencontrarse con sus seres amados .

¡Descansa en paz!