Si hay una época de mi vida que siempre que recuerdo dibuja una sonrisa en mi rostro, tengo que remontarme a los años entre 1992 y 2002 en que tuve la alegría de administrar un jardín de niños en mi casa.
Y como llegué a ello? Pues resulta que mi hija mayor asistía al jardín de una amiga mía, y una tarde conversábamos y me comentó que estaba preocupada, pues el jardín lo tenía en casa de su padre el cual iba a vender su casa, por lo que tendría que buscar una casa adecuada para trasladar el jardín.
Yo me quedé pensando, pues en esa época viviamos en una casa bastante amplia, y luego de sopesar el tema y conversarlo con mi familia le propuse a mi amiga trabajar juntas y montar el jardín en mi casa.
A ella le entusiasmó la idea y nos pusimos manos a la obra.
Hicimos algunas refacciones , ampliaciones, divisiones y quedó un lugar muy acogedor que se convirtió en el nuevo local del jardín.
Ella era maestra y yo administradora, por lo que no había mucho que pensar para decidir que rol desempeñaría cada quién.
Y durante esos 11 años , mi oficina administrativa, fue durante las mañanas, testigo de largas charlas con muchos de los niños que pasaron por el jardín, los cuales me visitaban, se sentaban y conversaban conmigo cual grandes amigos. Cuánta inocencia y sabiduría tienen esos corazoncitos, cuánta sensibilidad y madurez son capaces de albergar; a cada uno de ellos les agradezco por cada visita, cada charla , cada sonrisa, cada juego compartido, cada besito que tuve la alegría de recibir de ellos.
A veces encuentro en la calle a algunos de ellos, ya jovenes, y es lindo ver que muchos de ellos aún recuerdan esos momentos compartidos.
¡Muchas gracias!
Supongo que es la misma sensación que tienen algunos maestros, y profesores, cuando, al cabo del tiempo, se encuentran a sus antiguos alumnos por la calle y los saludan.
ResponderEliminarEs emocionante, tanto para uno como para otros.
En mi caso, afortunadamente, siempre he tenido muy buenos maestros y me da siempre mucha alegría cuando me los encuentro por la calle
Besotes
Rampy
Ahhh veo que encontrasre un trabajo que te gratificó y mucho. Por eso es por lo que me rece la pena vivir y luchar por encontrar tu sitio en la vida. yo soy de los que piensan que todos tenemos un lugar...UN saludo!
ResponderEliminarSi Rampy, es un sentimiento muy especial el verlos avanzar por la vida.
ResponderEliminarBesos,
Si moderato, es tan importante! Sentirse bien con lo que uno hace día a día. Quizás un truquito sea hacer todo con entusiasmo y tratando de encontrarle el lado positivo!
ResponderEliminarUn abrazo,
Que hermoso recuerdo soñadora.
ResponderEliminarDebes sentirte dichosa que tu hogar haya servido al crecimiento espiritual del futuro del mundo,los niños.
La función educadora es muy delicada. Las escuelas donde se imparte educación, así como el hogar, deben cuidar mucho que los niños crezcan seguros y libres de temores, y sobretodo garantizar y velar que nunca les falte amor, para evitar que vivan experiencias tristes como la que me tocó, lamentablemente, vivir a mí,y que relato en mi último post.
Estoy seguro, soñadora, que con tu luminosa sensibilidad, llenaste de sueños maravillosos, a tus pequeños alumnos.
Te felicito.
Ojoavizor
Esos momentos agradables son los que se recuerdan, esa forma de ver y pensar de los niños.
ResponderEliminarUn saludo
Que bonitos recuerdos, y sobre todo el trabajar en algo que te apasiona y que te deja tantas gratificaciones...
ResponderEliminarQué época más hermosa. Imagino que tiene ser precioso que los chiquitines, hoy mayores, aún te recuerden...
ResponderEliminarUn beso, bonita
Natacha.
Oh Soñadora, que bueno que hayas visitado mi blog porque ais me abriste las puertas al tuyo. Me gusta la gente que escribe de su experiencia y tu tilo de blog me llamò la aetenciòn desde el principio. Ser Maestro es una bendicion!
ResponderEliminarSaludos.
Si ojoavizor, son recuerdos maravillosos. Intenta siempre olvidar los malos momentos, ya pasaron, y disfruta de los buenos que siempre quedan en el corazón.
ResponderEliminarGracias Bardinda, tenemos tanto que aprender de ellos.
ResponderEliminarSi Libra, la pureza de los niños no tiene precio.
ResponderEliminarSi Natacha, pasan los años y los recuerdos quedan, los ves crecer, y logras encontrar en esos cuerpos adultos a los niños que fueron.
ResponderEliminarGracias Chio, me alegra mucho tu visita, y tambien me gusta tu blog, ya voté por tu Pablito.
ResponderEliminarEso tiene que ser una experiencia inolvidable. Estar con niños da tanta alegría, siempre dicen cosas que no te esperas, son tan ocurrentes siempre.
ResponderEliminarBss!
José, coincido contigo, los niños son increibles! Ahora mismo recuerdo a uno de ellos que se escapaba del salón y me visitaba y yo le decía "¿pero porqué no estás en tu clase?" y el me respondía "ay no sé, es que me viene la aburrancia".
ResponderEliminarBesos