El lunes pasado estaba en el ensayo del coro como cada semana y me puse a pensar en como ha pasado el tiempo desde que empecé a cantar. Fue en el año 2007 que me animé a formar parte del coro venciendo mi timidez y el temor a no estar a la altura.
Fue la mejor decisión que pude tomar, cantar en grupo es alimento para el espíritu, llena el corazón de alegría y energía, y descarga el peso de las preocupaciones y sinsabores del día a día. Ocurre muchas veces que uno llega al ensayo medio decaído y sale recompuesto y con nuevos bríos.
Este año, el coro cumple 20 años de su formación, y durante este tiempo son muchas las personas que han pasado por ahí, unos van y vienen, otros permanecen.
Pero hay un buen grupo de "caseritos" que siempre está y entre los que se ha formado un vínculo muy especial de amistad, compañerismo, solidaridad, unión. Nos hemos acompañado en momentos duros y en momentos felices.
Creo que algo que nos acercó muchísimo fue la pandemia. En una época en que todos vivíamos encerrados, atemorizados, aislados, preocupados, sin poder ver a nadie, mucho menos reunirnos para ensayar, nuestra directora tuvo la brillante idea de convocarnos por zoom cada semana como si asistiéramos al ensayo. Gracias a su fuerza e iniciativa tuvimos nuestro momento de encuentro semanal.
Y la computadora o el celular se convirtieron en nuestra ventana de salida. Un motivo para arreglarnos y conectarnos a compartir preocupaciones, dudas, sentires, canciones, tristezas, temores, alegrías, esperanzas. Muchos vínculos se cimentaron y se creó una mística de grupo muy especial que nos mantiene unidos en el canto y la amistad.
El canto coral nos ayuda a descargar energìa ademàs, hacemos amigos contribuyendo a mejorar los sentimientos de aislamiento y soledad.
ResponderEliminarBesos
Hola Norma, si, es increíble cuantos beneficios nos brinda.
EliminarAbrazo
Que bonita historia. Te felicito por vencer tu miedo y tomar esa decisión que te ha hecho tan feliz
ResponderEliminarPaz
Isaac
Hola Isaac, gracias, si que fue una buena decisión.
EliminarAbrazo
Venciste la timidez y el temor a no estar a la altura, y ahora mírate ahí (mírate tú, pues yo no sé cuál eres de todas las presentes jeje). Me alegro por ti, Soñadora. Muchas veces la timidez es una piedrita en el zapato: nos dejamos vencer por ella y nos sentamos, o la sacamos y emprendemos vaya a saber el destino qué rumbos. Va un abrazo.
ResponderEliminarHola Julio David, gracias. Es verdad que la timidez muchas veces se convierte en un impedimento. Es bueno dar ese paso adelante y atrevernos. (De todas las presentes soy la de blusa rosada).
EliminarAbrazo
Ah, gracias por señalármelo, aunque yo más bien lo decía como una talla, una broma. Pero ya que estamos, debo decirte que, de las presentes, pocas sonríen (y se ven bien, además, haciéndolo) como tú. ¡Vamos por más sonrisas así! Y como eres una soñadora te será, creo yo, fácil imaginártelas para después ponerlas en práctica espontáneamente. Va un abrazo, Soñadora.
EliminarEres un pozo sin fondo en alternativas para superar situaciones delicadas en la vida.
ResponderEliminarY una vez hecho, asentarte en espacios de paz, alegría, amistad y cariño.
Todo un ejemplo siempre Cecilia.
Abrazos.
Hola Ernesto, gracias por tus palabras siempre alentadoras.
EliminarUn abrazo grande amigo
Es muy bueno que seas parte de un grupo así, nunca te faltará fuerza y compañía. Te felicito mucho, Cecy!
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Hola Sara, si, llena de fortaleza ese apoyo.
EliminarAbrazote!