sábado, 29 de junio de 2024

Niña otra vez...


 

Me encontraba el otro  día jugando con mi nieto y de pronto me mira con seriedad y me pregunta:

"¿Oma, tú primero fuiste niña o adulta?"

Le respondí que primero fui niña y que con el paso del tiempo fui creciendo hasta convertirme en adulta. Que ese es el proceso natural de la vida, que él también fue bebé, ahora es niño y mas adelante será adulto. Me dijo que él no quería crecer y quería seguir siendo niño. 

Luego le pregunté cómo me veía él, si como niña o como adulta y me dijo que como niña. Le expliqué que eso depende de nuestra actitud, que por mas que crezcamos podemos conservar dentro a nuestro niño interior y dejarlo salir y explayarse y jugar y divertirse. Aceptó entonces crecer y  continuamos jugando.

Y yo continué pensando. Que importante es darse ese permiso de dejarse ser como niños, atrevernos a pasar la tarde entera tirados en el piso jugando, sin preocupaciones, sin estar pendientes del celular, inventando nuevos escenarios de juego, nuevos personajes, construyendo mundos imaginarios.

De mi propia infancia no guardo tantos recuerdos felices, vivía añorando la presencia de mi mamá, y siempre habían problemas y preocupaciones a mi alrededor.

La niña que me habita hoy, y que sale a jugar, es una niña plena, feliz, que disfruta del juego y quiere divertirse. Creo que todos deberíamos darnos la oportunidad de dejar salir a nuestro niño interior. Seguro nos llevaríamos grandes sorpresas y sentiríamos el bienestar que hacerlo nos brinda.


domingo, 23 de junio de 2024

Unidos al cantar...


 

El lunes pasado estaba en el ensayo del coro como cada semana y me puse a pensar en como ha pasado el tiempo desde que empecé a cantar. Fue en el año 2007 que me animé a formar parte del coro venciendo mi timidez y el temor a no estar a la altura. 

Fue la mejor decisión que pude tomar, cantar en grupo es alimento para el espíritu, llena el corazón de alegría y energía, y descarga el peso de las preocupaciones y sinsabores del día a día. Ocurre muchas veces que uno llega al ensayo medio decaído y sale recompuesto y con nuevos bríos. 

Este año, el coro cumple 20 años de su formación, y durante este tiempo son muchas las personas que han pasado por ahí, unos van y vienen, otros permanecen.  

Pero hay un buen grupo de "caseritos" que siempre está y entre los que se ha formado un vínculo muy especial de amistad, compañerismo, solidaridad, unión. Nos hemos acompañado en momentos duros y en momentos felices.

Creo que algo que nos acercó muchísimo fue la pandemia. En una época en que todos vivíamos encerrados, atemorizados, aislados, preocupados, sin poder ver a nadie, mucho menos reunirnos para ensayar, nuestra directora tuvo la brillante idea de convocarnos por zoom cada semana como si asistiéramos al ensayo. Gracias a su fuerza e iniciativa tuvimos nuestro momento de encuentro semanal. 

Y la computadora o el celular se convirtieron en nuestra ventana de salida. Un motivo para arreglarnos y conectarnos a compartir preocupaciones, dudas, sentires, canciones, tristezas, temores, alegrías, esperanzas. Muchos vínculos se cimentaron y se creó una mística de grupo muy especial que nos mantiene unidos en el canto y la amistad.


miércoles, 12 de junio de 2024

¿ Qué pondrías en tu frasquito?


 

El otro día cayó en mis manos un frasquito de aceite esencial de lavanda, de aroma muy agradable y relajante. Me comentaron que era excelente para descansar y que bastaba rociar unas gotas en el dormitorio antes de acostarse para dormir plácidamente. 

Me explicaron también que se utiliza diluido, basta un par de gotas en un frasquito mezcladas con aceite inodoro para percibir su efecto. Vinieron varios pensamientos a mi cabeza. En primer lugar recordé a mi papá diciendo que lo bueno viene siempre en frasco pequeño. 

Luego pensé en mis aromas favoritos, definitivamente los cítricos, encabezando la lista el limón y la hierba luisa. No hago mas que imaginarlos y ya empiezo a sonreír.

Y en una de mis caminatas, iba pensando en como las  cosas sencillas y cotidianas tienen la capacidad de brindarnos felicidad. Y recordé los frasquitos de esencias y se me ocurrió como sería que pudiéramos llenar algunos de ellos con estos momentos.

Una llamada inesperada, un buen libro, escuchar música, abrazar, una tarde de amigas,  pintar, perdonar, cantar, una larga caminata, disfrutar de la naturaleza, una conversación profunda, sonreír, oír el canto de las aves, correr en el parque,  sentir el olor de la tierra mojada, agradecer, escuchar caer la lluvia, mirar profundamente, jugar,  compartir un café, meditar, contemplar la puesta del sol, bailar,  sentarse a la orilla del mar y admirar su grandeza, el chocolate, recordar, vivir...

jueves, 6 de junio de 2024

Una tarde especial...


 

Es sábado por la tarde, todos han salido de casa, estoy sola y me provoca sentarme a pintar.  Saco mi libro de mandalas, mis colores y me instalo cómodamente en la mesa. Decido acompañar el momento con un cortadito y música.  Todo parece indicar que será una tarde apacible.

Tomo unos sorbos de café, elijo un color y empiezo a colorear a la par que la música empieza a sonar. He elegido una lista de mis canciones favoritas y las pongo en modo aleatorio pues me gusta dejarme sorprender. Hay canciones de todas las épocas y todas tienen en común que en su momento han sido especiales y guardan gratos recuerdos.

Vuelvo a revivir algunos de esos momentos, se agolpan en mi interior la nostalgia, la emoción, la melancolía. Desfilan por mi cabeza como si se tratase de escenas de alguna película muchas veces vista, tardes compartidas en grata compañía, sendas conversaciones, largas caminatas, emociones intensas, sueños y anhelos, amor y desamor, perdón y reconciliación, comprensión y aceptación.   

Canciones cantadas a viva voz, otras tarareadas en voz bajita. Es la magia de la música capaz de despertar emociones, sentimientos, recuerdos y hacernos vibrar.

El pintar ha tomado un rol secundario, coloreo en forma automática cambiando de color instintivamente, ya sin pensar. Fluye la música, fluye la pintura, fluyen también algunas lágrimas por mis mejillas, y no me perturban, agradezco que me ayuden a apaciguar mi interior. He aprendido que es mejor dejarlas salir.  

Se termina el café, la tarde va llegando a su fin.  Apago la música, guardo mis pinturas, lavo mi taza. Cierro los ojos brevemente y descanso agradecida de haber pasado una tarde especial.  

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