Un día después de clase entró Paco enojado en su casa. Su padre, al verlo entrar, lo llamó para charlar. Antes que su padre hablara algo, Paco le dijo irritado:
-"Papá, estoy con muchísima rabia y enojado con Joaquín"-. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras seguía con su reclamo.
-"Joaquín me humilló delante de mis amigos, me gustaría que le pasara algo malo".
El padre escuchó callado mientras caminaba buscando una bolsa de carbón. Llevó la bolsa hasta el patio y le dijo a Paco:
-"Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca que está colgada es tu amigo Joaquín y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tú le envías. Quiero que tires ese carbón en la camisa, dentro de un rato vuelvo para ver como quedó."
Al niño le pareció un juego divertido. La camisa estaba colgada lejos y pocos trozos de carbón de los que tiraba Paco acertaban al blanco. Al fin, el padre le preguntó: -"Hijo, ¿cómo estás ahora?"
Paco le contestó: -"Estoy cansado pero feliz, porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa".
El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquél juego, y le dijo: -"Ven, quiero que veas una cosa"-.
El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un espejo. Se dio un susto, no se reconocía, solo conseguía ver sus dientes y ojos. Estaba todo ennegrecido y sucio. Su padre, entonces, le dijo:
-"Viste que la camisa casi no se ensució...., pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a otras personas son como los trozos de carbón. Aunque consigamos molestar a alguien, nosotros quedamos más manchados que aquellos. Cada cosa mala que hacemos, una grosería, una mentira, un insulto, una venganza, aunque nos haga sentir mejor, mancha nuestra alma y no nos hace mejores."
-"Papá, estoy con muchísima rabia y enojado con Joaquín"-. Su padre, un hombre sencillo pero sabio, escuchaba a su hijo mientras seguía con su reclamo.
-"Joaquín me humilló delante de mis amigos, me gustaría que le pasara algo malo".
El padre escuchó callado mientras caminaba buscando una bolsa de carbón. Llevó la bolsa hasta el patio y le dijo a Paco:
-"Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca que está colgada es tu amigo Joaquín y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tú le envías. Quiero que tires ese carbón en la camisa, dentro de un rato vuelvo para ver como quedó."
Al niño le pareció un juego divertido. La camisa estaba colgada lejos y pocos trozos de carbón de los que tiraba Paco acertaban al blanco. Al fin, el padre le preguntó: -"Hijo, ¿cómo estás ahora?"
Paco le contestó: -"Estoy cansado pero feliz, porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa".
El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquél juego, y le dijo: -"Ven, quiero que veas una cosa"-.
El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un espejo. Se dio un susto, no se reconocía, solo conseguía ver sus dientes y ojos. Estaba todo ennegrecido y sucio. Su padre, entonces, le dijo:
-"Viste que la camisa casi no se ensució...., pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a otras personas son como los trozos de carbón. Aunque consigamos molestar a alguien, nosotros quedamos más manchados que aquellos. Cada cosa mala que hacemos, una grosería, una mentira, un insulto, una venganza, aunque nos haga sentir mejor, mancha nuestra alma y no nos hace mejores."
Qué bonita historia. Contiene una gran enseñanza.
ResponderEliminarQue tengas un bonito fin de semana.
Un beso
Buena historia nos toca practicarla un poquito a todos.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Qué lindo relato y qué valiosa la lección, creo que deberíamos recordar esto cada vez que nos quejamos de alguien o peor aún, hacemos daño. Las cosas van y vienen y los momentos pasan...
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Soñadora,,,,que linda historia nos regalas llena de aprendizaje para no olvidarlos,,,,
ResponderEliminarBesitos y un maravilloso finde....
hola!!!
ResponderEliminarmuy buena reflexion!!
pd. que pases lindo fin de semana...
saludos!
Buen relato para reflexionar, es cierto que si deseamos algo malo para los demás es nuestra conciencia la que más se daña.
ResponderEliminarBesinos, feliz fin de semana.
Un placer disfrutar de tu blog y de la reflexión a que este post nos invita
ResponderEliminarMaestra de la vida...Es difícil controlar el odio, el rencor y las emociones fuertes...Leches me haces pensar en lo capullo que soy jejeje
ResponderEliminarMala conciencia me ha entrado caray
jajaja
Bésix
uf!que reflexión!!!!cariños
ResponderEliminarQue hermosa!!!
ResponderEliminarTenemos que tenerlo en mente, cuando nos ofuscamos...
Un beso!!
Estupendo, lástima que haya tantas personas que les gusta ensuciarse.
ResponderEliminarbueno tiempos de vientos limpios vendran no???
Cariños y buen domingooooooo
Una bella forma de hacernos ver que desear cosas malas no hace más que perjudicarnos, manchar nuestras almas...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho esta historia.
Un abrazo
Preciosa moraleja, muy tierna historia, amiga!
ResponderEliminarCariños!
Que buena historia!!!
ResponderEliminarbesitos!
Es sabio el padre de Paco y le dio una buena lección a su hijo.
ResponderEliminarTiene razón, todos los malos pensamientos y acciones ennegrecen nuestra alma.
Un abrazo.
Juan Antonio
Me di cuenta hace muchos años que odiar tan solo manchaba mi interior... hoy, no odio, tan solo me aparto de aquellos que me dañan.
ResponderEliminarBonita historia, como siempre, querida amiga.
Un beso, preciosa
Natacha.
Bellísima reflexión y que gran moraleja nos deja. Creo que la clave está en entregar todo aquello que nos gustaría recibir, claro... sin esperar nada a cambio.
ResponderEliminarUn beso, linda.
Estupenda moraleja, lastima que el mundo actual difrute llenandose de carbón.
ResponderEliminarBesos. Eritia
Una maravillosa historia y muy cierta, el poder de los malos pensamientos es muy fuerte, hay que estar siempre atentos a ellos, se hace daño y también se daña a nosotros mismos.
ResponderEliminarBesos y linda semana.
Muy buena historia, opino como Natacha, prefiero apartarme de aquellas personas que intentan hacerme daño y no desearles nada malo.
ResponderEliminarUn besito guapa.
Vengo a desearte una buena semana
ResponderEliminarCariños
Amiga, es bueno el consejo. Es difícil el no mancharte, aunque sea un poquito....
ResponderEliminarUn beso
Es la ley del Karma.
ResponderEliminarAlguien dijo " La piedra que lanzas deja polvo en tus manos."
Besos en las mejillas,
Qué historia más bonita, me ha encantado.
ResponderEliminarSiempre es un placer pasarse por aquí a leerte.
Un abrazo.
Una historia muy sabia, ojalá podamos grabarnos ese mensaje en la cabeza, así nos evitaríamos tantos resentimientos y tantos problemas.
ResponderEliminar¡¡Qué razón que tienes!!
ResponderEliminarHay quien no tiene conciencia... pero l@s que presumimos de tenerla sabemos que cuesta mucho lavarla si en alguna ocasión la ensuciamos.
Un beso Soñadora.
Preciosa historia y tan cierta!!!! Cuando nos enojamos con alguien y no perdonamos y sentimos deseos de venganza somos nosotros los que mas sufrimos!!!
ResponderEliminarUn beso grande!
Qué buena enseñanza!
ResponderEliminarCreo que relatos como este sirven para darnos cuentas que las cosas malas más nos perjudican a nosotros que a quienes queremos hacer mal.
Saludos.
Una hermosa historia, llena de sabiduria.
ResponderEliminarBesitos amiga
Queridos amigos, todos de vez en cuando nos manchamos un poquito de carbón no? Pero así como nos manchamos , tenemos la capacidad de limpiarnos y mancharnos menos la próxima vez y así sucesivamente! Gracias por sus comentarios y compañía, ciertamente me hacen mucho bien!
ResponderEliminarBesitos,
Cuánta sapiencia.
ResponderEliminarY qué linda historia. Se la paso a mis hijos.
Besos.
Me alegra que te gustara Cassiopeia!
ResponderEliminarBesitos,
gracias por compartirla, la paso a mis hermanos.
ResponderEliminarUn saludo
Caminante, veo que te has dado un empacho de posts! jejjee
ResponderEliminarBesitos,
Me gustaría saber de donde sacaste esta historia porque ya la he visto en bastantes páginas web.. Alguien sabe de donde proviene esta bonita historia? De una película? de un libro?
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