Subí el otro día al transporte público y tuve la suerte de encontrar asiento disponible frente a la puerta. Me senté y me percaté que a mi lado viajaba una persona ciega. Iba dormitando y me pregunté cómo sabría cuando le tocaba bajar.
Al llegar a mi destino le avisé al chófer "bajo en el óvalo" y al escucharme, mi compañero de viaje me dijo que también bajaba ahí. Le ofrecí ayuda y bajamos juntos.
Me preguntó si yo también iba a la estación del tren, le respondí que no pero que si deseaba lo podía acompañar ahí. Y emprendimos camino.
Me contó que había perdido la vista a los 40 años por una enfermedad. Que él había
frecuentado en su juventud la zona por donde estábamos transitando pues estudió en un colegio de la zona. Me contó también que actualmente trabaja en un centro de masajes terapéuticos.
Recordó anécdotas de su juventud, reímos, charlamos y lo dejé en la estación.
Yo le ofrecí ayuda, él me brindó su confianza. Lo guíe unas cuántas cuadras y él me guió por el camino de superar adversidades y conservar el buen ánimo. Quedé agradecida con este encuentro.
Las cosas que van bien...
ResponderEliminarSuelen venir de vuelta con calidad parecida!
Entre medias, la satisfacción vivida.
Abrazos Cecilia.
Hola Ernesto, así funciona la vida.
EliminarAbrazos!
Un breve encuentro que surgió de manera natural y espontánea, que seguramente a los dos les dejó un grato sabor.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Hola Sara, ese encuentro me dejo una enseñanza y un recuerdo bonito.
EliminarAbrazos
Ayuda y confianza, tan importante una como la otra. A veces encuentras gente tan generosa que comparten su vida contigo al unísono que tú compartes tu tiempo con ellos. Besos
ResponderEliminarHola Neuriwoman, sentí que hubo un intercambio positivo entre ambos y nos brindó un momento grato.
EliminarBesos
Siempre es buen ayudar. Es una linda historia. Te mando un beso.
ResponderEliminarHola Judit, gracias!
EliminarAbrazos
Una historia cargada de belleza y sensibilidad... Precioso, amiga.
ResponderEliminarHola Ildefonso, fue un momento muy especial.
EliminarAbrazos
Soñadora. Me alegro que lo auxiliaras. Y me alegro sobre las cosas que él te enseñó, quizás ya solo viéndolo no rendirse, no echarse a morir, ante tal evento que le sacudió la vida. Da esperanza. Y despierta admiración. Otro abrazo.
ResponderEliminarHola Julio David, su vida es su testimonio y eso me marcó en ese momento.
EliminarAbrazo!
Nunca se tiene mejor recomprensa que la que se siente al ayudar....es un intercambio tu ofreces una cosa y recibes una paz espiritual y un bienestar que es imposible de escribir...
ResponderEliminarPreciosa la historia que nos dejas quedida amiga
Un abrazo
Hola Stella, fue un momento inesperado pero muy grato el que compartimos.
EliminarAbrazos
Qué bonito relato. Cosas que suceden en algunas ocasiones alegrando el corazón como en este caso. Cada cual tuvisteis un agradable encuentro que sirvió para dar y recibir.
ResponderEliminarMuy bonito soñadora, me ha encantado.
Un abrazo.
Hola Elda, sentí muy especial ese momento. Y me dejó un grato recuerdo en el corazón.
EliminarAbrazos
Así es estimada, muchas veces creemos que todo lo llevamos bien puesto y recibimos mejores lecciones de nuestro andar en quienes menos pensamos.
ResponderEliminarEste ciego si supo conducir...
Abrazos.
Hola Meulen, lecciones inesperadas que la vida nos pone delante. Fui afortunada.
EliminarAbrazos