Cuando yo era niña, no se hablaba de autoestima. Tampoco de respeto a los niños, igualdad, empatía o crianza respetuosa. Si se hablaba de obediencia, de sumisión, y el mensaje ímplicito que se percibía en el entorno era el de no tener opinión propia y ser siempre una buena niña.
Con el paso de los años, y ya de adulta, fui descubriendo el significado y el valor de tener autoestima. Empecé a comprender que si tenía una opinión propia, y que era tan valiosa como la de cualquiera. Aprendí a pasos tímidos a valorarme, a respetarme, a hacerme respetar, y mas adelante a amarme.
Recuerdo especialmente un ejercicio que leí que consistía en mirarse con amor al espejo y decirse a uno mismo, te perdono y te amo. Cuanto me costaba al principio y con el tiempo cuan gustosa lo hacía.
Esos tiempos ya quedaron también atrás, adquirí seguridad confianza, y amor, y me siento contenta de haberlo logrado.
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Es más que evidente que lograste lo que describes.
ResponderEliminarY es que quien trabaja, sea la tierra de labranza o consigo misma, recoge frutos.
Fundamental es ese trabajo de perdonar, perdonarse y expresar amor!
Abrazos Cecilia.
Hola Ernesto, ese trabajo si que vale la pena!
EliminarAbrazos, amigo
Un magnifico relato de tu experiencia de vida, tu aprendizaje y cómo has llegado a amarte, perdonarte y respetarte, leerte ha sido un verdadero placer
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Stella, gracias! Es un camino que a la larga todos recorremos de una u otra manera.
EliminarAbrazos
Pues sí, entonces no existían esas cosas... Siento que nuestra generación se crio de forma más dura que las actuales...
ResponderEliminarUn saludo, amiga
Hola Ildefonso, muy cierto lo que comentas. Nos tocaron tiempos duros.
EliminarAbrazos
Gracias infinitas por hacernos participes de tu caminar y de esa historia, que comparto con amor
ResponderEliminarIsaac
Hola Isaac, gracias a ti por compartir.
EliminarAbrazos
No sabes cuánto me identifico con lo que has escrito, mi historia es parecida a la tuya, tuve que desaprender mucho de lo que me enseñaron pues con la mejor intención se buscaba que fuese una niña buena, pero dolía ser tan sumisa y además me traicionaba a mi misma, que soy esencialmente rebelde.
ResponderEliminarHay ejercicios que parecen poca cosa pero si algo en nuestro interior nos empuja a probarlos podemos descubrir que son muy liberadores y compartirlo es algo que te honra.
Ha sido un placer visitarte, un abrazo.
Hola Ana, bienvenida! Me alegra que te hayas sentido identificada, hay muchas historias como la nuestra. Que bueno atrevernos a dar ese paso al frente y aprender a amarnos.
EliminarAbrazos
Cuántas personas pasamos por esto, lo bueno es que con el paso de los años logramos ser nosotros verdaderamente, un abrazo Cecilia!
ResponderEliminarHola Maria Cristina, concuerdo contigo. Lo importante es que a la larga logramos ser nosotras.
EliminarAbrazos
Haz crecido y te puedes felicitar por ello
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias, amigo Isaac
EliminarNos hacían obedecer, porque nos guiaban y nos ponían límites, pero también nos daban buenos ejemplos y nos amaban sin medida. Gracias a eso después supimos de autoestima. No se hablaba de eso porque estaba implícito.
ResponderEliminarHoy se habla de mil cosas para formar a los hijos, pero no se ejerce el amor.
Un gran abrazo!
Hola Sara, los tiempos van cambiando, lo importante es siempre el amor.
EliminarAbrazos
Soñadora. Se dice que para amar, hay que primero amarse. Para perdonar, hay que primero perdonarse. Supongo que vas por buen camino. Otro saludo.
ResponderEliminarHola Julio David, vamos aprendiendo en el camino.
EliminarAbrazos