Con frecuencia olvidamos o nos negamos a creer que dentro de nosotros aún habita aquel niño que un día fuimos, para quien la vida era simple y divertida, dispuesto a disfrutar siempre y hallando entretenimiento y motivo de risa en lo más sencillo.
Pero ahí sigue, dispuesto aún a mojarse bajo la lluvia, a treparse a una cama saltarina y rebotar a sus anchas, columpiarse lo más alto posible, reírse a carcajadas sin importarle si llama mucho la atención, patinar cuando ve un piso reluciente y lustroso, encontrar las soluciones más fáciles a los problemas más complicados, o simplemente vivir a plenitud!
Leía hoy por la mañana la revista Selecciones y encontré estos dos ejemplos de lo que es pensar como niños:
"Por las noches, cuando acostaba a mi hijo Santiago, de tres años, se mostraba muy renuente a dormir. Tras perseguirlo por toda la casa y meterlo en su cama, fruncía el ceño muy serio y señalando con el dedito, me decía en tono amenazante:
- Bueno, me voy a dormir, pero mañana voy a despertar, ¿oíste?"
"Hace poco tuve dolor de cabeza y mi hijo de tres años, queriendo ser amable, corrió a la alacena por un analgésico. Trató de abrir el frasco pero no pudo; sólo se oyó un chasquido, así que le expliqué que la tapa era a prueba de niños.
-Lo que hay dentro del frasco no es bueno para los niños -le dije-. Tiene una tapa especial que los adultos pueden abrir pero los niños no. Tras una pausa, replicó:
- Pero no entiendo. ¿Cómo sabe el frasco que soy un niño?"
Definitivamente creo que vale la pena ir al rescate de nuestro niño interior, dejarlo salir a la superficie y permitir que nos tome de la mano y nos guíe por caminos de sana diversión.
Con curiosidad
cierro los ojos y voy
a su encuentro...
Toma mi mano,
me anima a divertirme
y empiezo a reír...
Te invito ahora a escuchar la música, cerrar los ojos y dejarte llevar por él, que tengas un paseo divertido!
Muy cierto Soñadora, muchas veces nos olvidamos de disfrutar la vida por las preocupaciones del día a día.
ResponderEliminarSaludos.
¡Cuándo deje de ser niño no me gustará seguir viviendo!
ResponderEliminarAndré
no sueñas con tus escritos Soñadora ¡son bien reales y lindos! El niño está si uno lo quiere POR SUPUESTO AMIGA....
ResponderEliminarQué linda entrada. El niño/a interior no debe morir nunca!
ResponderEliminar;o)
Deliciosamente bello.
ResponderEliminarGracias Soñadora.
Un fuerte abrazo de mi niña interior a la tuya.
Hola, soy Kasioles, una amiga de André de Artabro, felicítale mañana, es su cumpleaños, se alegrará y lo agradecerá.
ResponderEliminarCariños.
Kasioles
Soñadora, el descubrir de repente que todavía tienes al niño dentro de ti es la felicidad. Siempre existe el día, el instante, en que te sorprendes por algo, en el que quieres saber, en el que ríes por nada o por todo... si la curiosidad de acaba el niño muere.
ResponderEliminarUn beso
Diego, es fácil sumergirnos en ese torbellino y olvidarnos de vivir!
ResponderEliminarUn abrazo!
Completamente de acuerdo contigo André, así no se puede vivir!
ResponderEliminarBesos!
Lao, gracias por tu comentario tan lindo, mi niña interior ha sonreído!
ResponderEliminarUn abrazo!
Marilyn, llevémosle siempre a pasear y reír!
ResponderEliminarBesos!
Adriana, un abrazo que disfruté mucho, gracias!
ResponderEliminarBesitos,
Gracias Kasioles, eres un ángel!
ResponderEliminarCamy, es probable que los momentos más alegres de nuestro día a día se los debamos a nuestro niño interior!
ResponderEliminarBesitos,
Si bien está, no siempre somos capaces de percibirlo. Aunque hoy me hago consciente de él...
ResponderEliminarErnesto, no imaginas cuanto me alegro de ello, nos brinda gratos momentos su compañía!
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