Muy cerca de mi ocaso
yo te bendigo vida
porque nunca me diste
ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos,
ni pena inmerecida.
porque nunca me diste
ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos,
ni pena inmerecida.
Porque veo al final
de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto
de mi propio destino.
de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto
de mi propio destino.
Que si extraje la miel
o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel
o mieles sabrosas.
o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel
o mieles sabrosas.
Cuando planté rosales,
coseché siempre rosas.
coseché siempre rosas.
Hallé sin duda largas las
noches de mis penas,
mas no me prometiste
tu solo noches buenas,
y en cambio tuve algunas
santamente serenas....
noches de mis penas,
mas no me prometiste
tu solo noches buenas,
y en cambio tuve algunas
santamente serenas....
Amé, fui amado,
el sol acaricio mi faz.
¡ Vida nada me debes!
¡ Vida, estamos en paz!
¡Qué bonito poema! Me recuerda bastante a la canción de "A mí manera" ("My way"), la que cantó Frank Sinatra,"La voz", de manera majestuosa. Vienen a decir más o menos lo mismo, que parten con las cuentas saldadas. ¡Qué suerte poder decir eso al final de la vida!
ResponderEliminarAsi es Jose, es bueno mantener siempre el alma en paz y poder sentir como dice el poema "vida, estamos en paz".
ResponderEliminarMe gusto mucho tu blog, esta lleno de esa nagia espiritual, que de manera parecida comparto contigo.Dios te bendice. Saludos de Sol y Luna, te invito a mi casa
ResponderEliminarhttp://sietesolyluna.blospot.com.
Caracas- Venzuela
He disfrutado de tus trabajos y del conocimiento que encierran. También, cómo no, de tu compañía.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Y llegaste hasta el primer post, recuerdo con la ilusión que publique aquí mi poema favorito.
EliminarGracias por el recorrido que has hecho, un fuerte abrazo Ernesto!