viernes, 31 de mayo de 2024

Mañana será otro día...


 

...es una frase que utilizaba mi mamá con frecuencia. Sea que quisiera darle ánimos a alguien que se sintiera agobiado por alguna preocupación, o que se lo dijera a si misma cuando algún problema la atormentaba  sin lograr hallarle solución. Se echaba el problema a las espaldas y dejaba de pensar en él ( o por lo menos lo intentaba) y confiaba en que el mañana lo resolvería.

Y muchas veces sucedía así, pues muchos de nuestros problemas se originan en nuestros pensamientos, en nuestros temores, en nuestras creencias,  y nuestra mente los empodera y hace que el panorama se vea cada vez mas oscuro y de más difícil solución.  

En cambio al dejar de pensar en lo que nos preocupa o intentar restarle importancia, vemos luego que no era tan grave como parecía, o que en todo caso fue algo con lo que si pudimos lidiar. Pero para lograr esto hemos de respirar profundo, calmarnos , serenarnos, y confiar.

Otra de sus frases bandera era "el golpe avisa".  La usaba para darse ánimos al emprender un nuevo proyecto o tomar un nuevo camino. Estaba convencida que para lograr algo hay que atreverse y tenía una fuerza y empuje admirables. Pienso que era una luchadora.

Ambas frases me acompañan siempre, y me escucho muchas veces a mi misma aplicándomelas,  o  diciéndoselas a otra persona que necesita escuchar algo así. Es también una forma natural de tener a mi mamá siempre conmigo, como si fuese ella quien me da el consejo y me acompaña y anima.

viernes, 24 de mayo de 2024

Una ceremonia especial...


 El 1° de noviembre pasado recibí una invitación para asistir a una ceremonia de cacao. Me invitó Ele, la tanatóloga que me acompañó en mi proceso de duelo tras la muerte de mi esposo. 

Con ella aprendí que toda pérdida conlleva un duelo, no solo la pérdida física de un ser amado.  Fue ella quien me ayudó a aceptar lo que había sucedido y me explicó que cada duelo es único y especial, y que es importante sentirlo y transitarlo.  Ella misma me enseñó que es bueno llorar, y lo hice cada vez que lo necesité. Dijo que no hay un plazo determinado para el duelo y que eso depende de cada persona y que debemos aceptarlo y respetarlo.

Ella tuvo la idea de organizar esta ceremonia de cacao para conmemorar 5 años de labor  e invitó a aquellos que había  acompañado en sus procesos de duelo en los últimos meses. Asistimos 10 personas en total. No nos conocíamos entre nosotros, nuestro nexo era Ele. Todos llegamos con nuestra mochila pesada, llena de tristeza, dolor, desconsuelo, incertidumbre, pesar.  Quizás albergábamos la esperanza de que Ele sacará una varita mágica y nos librará de tanta tristeza.

Nos invitaron a sentarnos en cojines alrededor del cacao, y cada quien llevó un retrato o un objeto que le recordara a su ser querido. Así en círculo hicimos una meditación y mientras Florencia nos explicaba la ceremonia fuimos compartiendo el cacao junto con frutos secos.  Y el ambiente se fue aligerando, el silencio inicial se fue disipando, y empezamos a compartir nuestros testimonios y nos brindamos contención y comprensión y dejamos de ser extraños para ser parte de una comunidad, una comunidad de dolientes. 

Nos enseñaron también un cántico que entonamos en grupo una y otra vez  y que creó un ambiente místico. Un cántico sencillo que nos explicaron utilizan en algunas culturas para acompañar el tránsito de las almas a la otra vida. Se aligeraron las penas, se descargaron las mochilas, y al finalizar todos nos despedimos con grandes abrazos y con la tranquilidad de no estar solos en el proceso. Después de ese día, ese canto  acompaña muchas de mis caminatas, me llena de paz y esperanza.

miércoles, 15 de mayo de 2024

El arte de escuchar ...


El otro día, al recoger a mi nieto del nido, íbamos paseando de la mano y conversando de como había sido su día, cuando de pronto me dice: "Oma, sabes? Almudena si escucha". Cabe resaltar que tiene 3 años de edad. Su comentario me dejó sorprendida, pues no es habitual que un niño tan pequeño se percate de ésto. El se refería a quién le presta atención cuando  le habla. Con naturalidad le pregunté quien mas escucha y me hizo una lista mental de quienes de sus compañeritos escuchan y quienes no.

Le comenté que eso es natural y que entre adultos también sucede así, que no todos "escuchan". Y le mencioné a dos amigas mías que él conoce, contándole que ellas si escuchan. Me miró con picardía y me dijo "pero yo quiero que me cuentes quien de tus amigas no escucha". Jajajaja, no deja de sorprenderme.

Y es que comunicarse no siempre es fácil, hay quienes no escuchan, y también quienes entienden distinto. Y es que la percepción de cada uno cambia y está influenciada por cómo pensamos, o lo que creemos que nos dirá la otra persona. A veces nuestro diálogo interno no nos permite concentrarnos para escuchar.  También están quienes sabes escuchar hasta el silencio.

Encontré la vez pasada esta frase que les comparto y que me pareció totalmente atinada.


Hace algunos años, publiqué en este blog un chiste que encontré referente a las interpretaciones. Les comparto el link por si quieren reírse un poco.

https://unpensamientoparacadadia.blogspot.com/2010/05/como-dice-que-dijo.html


miércoles, 8 de mayo de 2024

Retazos de infancia...

* En la foto, estamos Cristi y yo en las escaleras del edificio de mi infancia. Yo soy la  del triciclo.

En el taller de escritura nos dejaron la tarea de escribir cada día, durante una semana, algún recuerdo de infancia. No hice mas que leer la indicación y ya mi mente estaba instalada en esa época, y me costaba pensar en otra cosa. Se agolpaban en mi cabeza recuerdos de lo mas variados. 

 El primero de todos, el olor de la hierba luisa del jardín de mi abuelita, mamama,  que me encargaba cosechar para poner a hervir para el almuerzo. El olor del perfume de violetas. El sabor dulce de los capulíes que recogía cada vez que debía bajar al jardín. Los nísperos que caían maduros del árbol. Los ravioles que preparaba mamama por mi cumpleaños. El plátano con leche, azúcar y canela que tomabamos al lonche. 

Los domingos que esperaba con ansías para recibir la visita de papá y mamá. Los paseos a la Herradura con ellos para pasar por el tunel y pedir un deseo.  Las tardes en que los iba a visitar. El olor de los polvos Angel Face que usaba mi mamá. 

Mamama mirándome desde la cocina mientras yo esperaba en la puerta del edificio que llegue la movilidad para llevarme al colegio. Los paseos al "prado" que solía hacer con papapa, tomados de la mano.  Las tardes paseando en mi triciclo por la entrada del edificio.  El día que desde la movilidad vi caer por las escaleras a mi abuelita y me fui llorando al colegio. 

El disco de Topo Gigio que me regaló mi hermana Cristi por mi cumpleaños. Los rompecabezas que amaba armar.  Los libros que leía con entusiasmo y que me llevaban de paseo a tantos lugares. El pavo que criaba mamama en la azotea para la navidad, y que me asustaba cada vez que debía subir a recoger la ropa. 

Acompañar a Cristi a pasear o  comprar y admirarla interiormente. Las largas horas que pasaba echada en el sofa de la sala imaginando que podía caminar por los muritos del techo. Las tardes sentada con mamama aprendiendo a tejer y bordar. La ropita que con tanto ahínco le tejía a crochet a mi muñeca.

El día que mi hermano Gastón se casó y yo asistí a su boda con mi vestido de primera comunión. El verano que alquilamos una casita en el balneario de Naplo y pude aprender a nadar. La tristeza infinita cuando Cristi viajó a Suiza para casarse y quedarse a vivir allá. La llegada de Hansi, el canario que vino a vivir a nuestra casa luego que el novio de Cristi regresó a Suiza. La felicidad que sentí cuando fuimos a vivir juntos mamama,  yo, papá y mamá. 

Tantos sentimientos juntos, tantos recuerdos, tantas tristezas, alegrías, añoranzas, ausencias y pequeños acontecimientos que estaban dormidos en mi corazón y que en esos días cobraron protagonismo y me dieron la oportunidad de acariciar a mi niña interior y decirle que ahora todo está bien.

Recordarlos, escribirlos, procesarlos, sanarlos, compartirlos fue importante, fue bueno, fue intenso, fue reconciliador.


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